La Federación de Asociación de Jubilados y Pensionados del estado Bolívar (Fedajupebol) solicita al presidente de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), Pedro Maldonado, un bono complementario para alimentación y medicamentos de 1 petro mensual a fin de permitir a los jubilados afrontar la pandemia por el Covid-19. Este bono de 1 petro equivale a 58,90 dólares y 5.104.185 de bolívares al cambio oficial, hasta la fecha.
Por Laura Clisánchez / correodelcaroni.com
Aunque la solicitud de la medida de compensación sería durante la contingencia, los jubilados contemplan la posibilidad de que, de serles otorgado el beneficio, puedan disfrutar de este aun después de la cuarentena, pues deben sobrevivir con 400 mil bolívares de cesta básica y pensión, aunque este monto varía según la empresa y los años de servicio.
Todo esto en un país en el que para febrero del 2020 la cesta básica se valoró en 26.595.379 millones de bolívares -según cálculos del Centro de Investigación de la Federación Venezolana de Maestros- y en el que el dólar paralelo se disparó a 110.511 bolívares.
“Esta pandemia viral nos azota a todos por igual, pero los que nos encontramos en minusvalía para enfrentarla somos los más perjudicados”, versa el comunicado emitido por el presidente de la federación, Hugo Medina.
Hay jubilados y pensionados ancianos e inmunosuprimidos que aún durante la contingencia no pueden completar sus tratamientos. Estas poblaciones, según la Organización Mundial de la Salud, son de las más vulnerables al contagio del nuevo coronavirus. Antes de la pandemia ya tenían dificultades para acceder a medicinas en general y tratamientos permanentes.
Ese es el caso de Medina, quien entregó 19 años de su vida a la Industria Venezolana de Aluminio (Venalum) y salió jubilado como enfermo ocupacional.
Sufre de espondilo anquilosante, una forma crónica de artritis que se traduce en dolor de huesos e hinchazón de articulaciones. Caminar para él supone sentir latigazos de dolor con los que debe convivir permanentemente y a esto se le suman las cinco hernias discales que tiene.
Medina ya no puede costear el tratamiento que dice que desde hace tres años el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) no le suministra: Embrel y Metrotexate, medicinas que contribuyen con el control de la inflamación de pacientes inmunosuprimidos y calman dolores crónicos.
El jubilado explicó que el Embrel está valorado en 300 dólares, y el Metrotexate en 300 mil bolívares cada 10 tabletas. Cuando puede y se consigue compra este último en la Fundación Badán y si no, “aguanto mi pela o tomo otro calmante”, dijo.
Hace meses que Medina no recibe la caja del CLAP y depende del transporte público para hacer las compras de alimentos que nadie puede hacer por él. “Me paro por un rato y ahí mismo me siento cansado, no siempre puedo sostenerme de pie, pero ahorita tienes que decidir entre comer o morir, enfermedades como esta pasan a un segundo plano”, expresó.
Sin CLAP
En el caso de los jubilados y pensionados, la distribución de las cajas CLAP -que debería ser cada quince días- es una medida compensatoria por la anulación de las convenciones colectivas contemplada en el decreto de emergencia económica del 2018.
“Ellos ofrecieron eso compensatoriamente cuando eliminaron las convenciones colectivas, pero no la recibimos desde noviembre 2019”, indicó Noel Grillet, presidente de la Asociación de Jubilados de CVG Ferrominera Orinoco. “Debe existir una política más amplia y más precisa de lo que la población está necesitando durante la cuarentena”, expresó.
Para los jubilados y pensionados de estas empresas es difícil no exponerse al contagio por Covid-19. “¿Cómo hacemos para alimentarnos, cómo hacemos para cubrir nuestras necesidades? ¿Cómo hacemos nosotros para adquirir ese dinero extra que nos hace falta?”, expresó Medina. “Estamos ganando 1,90 dólares mensuales”.
Ninguno de los jubilados consultados ha recibido el bono Quédate en casa a través de la plataforma patria. “Nosotros no recibimos nada de eso, lo que recibimos es la pensión que se nos paga por el cumplimiento de la ley, para nosotros no hay un pago especial por esta situación que se está viviendo”, zanjó Grillet.
Eleazar Rojas le dedicó 35 años de su vida al departamento de producción de CVG Bauxilum. Ya perdió la cuenta de la última vez que se hizo un chequeo médico, padece hipertensión arterial y con 70 años debe ir a comprar alimentos en bicicleta porque desde hace más de dos semanas no ha podido ir a surtir gasolina. “Nosotros ya no somos tomados en cuenta, la política que tiene el Gobierno para con los jubilados es denigrante, no valoran ni el conocimiento ni la experiencia”, expresó.
Además de eso, también sufre de hipertensión arterial, y depende permanentemente de Amlodipino, una medicina valorada en al menos 280 mil bolívares.
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