EE.UU. sigue sin aclarar la naturaleza y el objetivo de los objetos voladores no identificados que ha derribado el pasado fin de semana. Las fuerzas aéreas del país, bajo recomendación del Pentágono y con el visto bueno del presidente, Joe Biden, abatieron tres de estos artefactos en lugares remotos -dos en el espacio aéreo de EE.UU., uno en el de Canadá- «por precaución».
El portavoz de la Casa Blanca para seguridad, John Kirby, insistió este lunes en rueda de prensa que las operaciones de derribo de los objetos se efectuaron por dos razones: porque volaban a una altura que podría suponer un riesgo para el tráfico aéreo comercial; y por la posibilidad, no confirmada, de que tuvieran equipamiento para vigilancia.
El portavoz dijo que no han podido identificar los artefactos porque todavía no han conseguido encontrar restos. El primero de los objetos voladores fue abatido el viernes por la mañana.
Taiwán alimenta las acusaciones hacia el gigante asiático y revela que lleva años siendo observado por globos mientras las autoridades chinas aseguran que ellos también han avistado más de una decena de artefactos estadounidenses
Kirby admitió que es posible que esos objetos sean «inocuos», algo que descartó para el globo espía abatido la semana anterior y que la Administración Biden defiende que forma parte de un programa de espionaje internacional que ha afectado a cuarenta países.
Antes de que Kirby subira al estrado, la jefa de prensa de Biden, Karine Jean-Pierre, tomó la palabra para asegurar, con media sonrisa, que en la presencia de estos objetos voladores no identificados «no hay indicaciones de que se trate de actividad alienígena o extraterrestre». En los últimos días, han circulado versiones en redes sociales que los objetos derribados son de esa naturaleza.
Kirby también negó, frente a las acusaciones de China de pocas horas antes, que EE.UU. haya enviado globos espías al espacio aéreo chino.