La Comisión Europea anunció hoy que destinará 1.230 millones de euros para ayudar a los Estados miembros a mejorar la salud mental de sus ciudadanos, un problema que afecta a una de cada seis personas en la Unión Europea y que tiene un coste que Bruselas cifra en 600.000 millones de euros al año.
EFE
«Necesitamos acabar con el estigma y la discriminación. Está bien, no estar bien, y es nuestro deber asegurarnos de que todos los que piden ayuda la obtienen», declaró en rueda de prensa la comisaria europea de Salud, Stella Kyriakides, quien citó la canción «Help» escrita John Lennon para The Beatles («Ayúdame si puedes, me siento mal (…); ayúdame a poner los pies en el suelo»).
La falta de acción sobre la salud mental tiene un coste en términos de reducción del empleo y la productividad, que supera el 4% del PIB de la UE y se prevé que aumente a raíz de los «desafíos globales vinculados a los cambios sociales, políticos y ambientales, el aumento de la digitalización, las presiones económicas y los cambios radicales en el mercado laboral», según la Comisión.
La iniciativa del Ejecutivo europeo funciona como una hoja de ruta sobre la materia, empezando por sacar de la oscuridad y el olvido los problemas mentales, y se estructura alrededor de tres grandes ejes: prevención adecuada y eficaz, acceso a la atención y tratamientos asequibles y de calidad y reintegración en la sociedad después de la recuperación.
La Comisión es consciente de que no hay una «bala de plata» para erradicar los problemas de salud mental, pero se puede mejorar la fotografía general y la vida de muchas personas, que aportará réditos socio-económicos para el conjunto de la población.
«No hay un botón de la felicidad y, desde luego, no está en Bruselas. Tenemos que ver esto como le principio de un viaje que pone la salud mental al nivel de la salud física», dijo el vicepresidente de la Comisión Europea Margaritis Schinas.
Los fondos, algunos de ellos ya en uso, provienen de distintos instrumentos del presupuesto del Ejecutivo comunitario para el período 2021 y 2027, siendo la mayor partida 765 millones movilizados a través del programa científico Horizon para sufragar proyectos de investigación e innovación.
Bruselas trabajará, por ejemplo, en la creación de un Código Europeo de Salud Mental, reforzará la investigación sobre la salud del cerebro y desarrollará iniciativa europea para la prevención de la depresión y el suicidio.
LA SALUD MENTAL DE LOS JÓVENES
Tras los accidentes de tráfico, el suicidio es la segunda causa de muerte en los jóvenes con edades comprendidas entre 15 y 19 años y una de cada cinco personas de entre 16 y 25 años declara sentirse sola la mayor parte del tiempo, por lo que la Comisión quiere prestar especial atención a la protección de los menores, incluyendo internet y las redes sociales.
«El ciberbulling es demasiado común», lamentó la comisaria, psicóloga clínica de formación.
La iniciativa pretende promocionar un uso prudente de las redes sociales, abordar el abuso sexual infantil en línea, el acceso a drogas ilícitas y combatir el ciberacoso, el discurso de odio, el excesivo tiempo de exposición a las pantallas, un uso equilibrado de los videojuegos.
Bruselas también aboga por proteger a los menores de contenido inapropiado, de la recopilación intrusiva de información y del marketing agresivo de alimentos, bebidas, estándares de belleza y alcohol y tabaco no saludables.
CAPACITACIÓN, ESTRÉS Y REFUGIADOS
Los fondos servirán, además, para invertir en capacitación, con programas de intercambio de profesionales y apoyo técnico para las reformas de salud mental a nivel nacional.
El Ejecutivo comunitario lanzará campañas de sensibilización y prevención en el ámbito laboral, ya que el estrés y el síndrome del trabajador quemado («burn out») son responsable de aproximadamente la mitad de las faltas de asistencia al trabajo, explicó Kyriakides, quien dijo que Bruselas seguirá apoyando a los agentes sociales en las negociaciones para un nuevo acuerdo sobre «el teletrabajo y el derecho a desconectar».
También se favorecerán acciones que den apoyo a quienes más lo necesitan, como los ancianos, las personas, situaciones económicas o sociales difíciles y los inmigrantes y refugiados, así como a los desplazados por conflictos bélicos como la invasión de Rusia sobre Ucrania, y en particular a los niños con traumas.
«Habla alto y convierte tus susurros en gritos, porque si lo haces, alguien te oirá», insistió la comisaria europea de Sanidad, quien animo a quienes necesitan ayuda a pedirla sin tapujos.