La vulnerabilidad del sistema de salud sigue aumentando. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Hospitales, en lo que va de año 218 pacientes han muerto debido a las fallas en el servicio eléctrico o por la falta de equipos médicos.
La encuesta sostuvo que el promedio nacional de fallas eléctricas en los centros de salud es de una hora a la semana, aunque hay estados como Amazonas, por encima del promedio, al estar casi seis horas sin luz a la semana, seguido de Barinas y Mérida con tres horas semanales.
Agregó que estas fallas afectan la operatividad de los hospitales de «maneras muy evidentes» con la imposibilidad de usar equipos médicos, la falta de iluminación o el no poder usar los ascensores para trasladar a pacientes a otros pisos para su atención, informó EFE.
Por otra parte, el estudio indicó que los cortes en el servicio de agua también son constantes en los centros sanitarios, especialmente en el estado Cojedes que reportó no contar con el suministro la mitad de la semana.
«No tener agua en el hospital no se limita únicamente a no poder realizar las labores de limpieza ni a la operatividad de los baños, sino que también limita de manera muy importante muchos procedimientos y tratamientos que requieren agua para poder realizarse», apostilló.
La ENH identificó «políticas de mitigación» que son insuficientes o insostenibles en el tiempo porque «no hay interés en el mantenimiento de las mismas».
«La única manera de que nuestros hospitales tengan acceso a agua y luz de manera permanente es que la situación a nivel nacional de estos servicios también mejore. De otra forma, seguiremos viendo, si acaso, algunas mejoras esporádicas que no van a generar ningún impacto real en la capacidad de atención de nuestros centros de salud», puntualizó.