Nicolás Maduro ha asistido esta semana a Kazán, Rusia, a la cumbre de los BRICS -el bloque diplomático alternativo de Brasil, China, Egipto, Emiratos Árabes, Etiopía, India, Irán, Rusia y Sudáfrica-, donde ha recibido el afecto y el apoyo de Vladimir Putin, pese a las sospechas de que cometió un fraude electoral en las elecciones presidenciales venezolanas, celebradas a finales de julio. Pese a ese espaldarazo público, el presidente no ha conseguido incluir a su país entre los miembros de este club, principalmente por el veto de Brasil.
Para el chavismo no ha resultado del todo negativo este viaje. Maduro ha salido de su país por primera vez desde el cuestionado proceso electoral, lo que da a entender que no se encuentra en una situación tan precaria como se le presupone, y se ha dejado ver con líderes como Xi Jinping, de China, o Narendra Mori, de la India, líderes que pretenden diseñar escenarios alternativos al dólar y nuevos ejes de poder diplomático.
Sin embargo, se ha llevado una decepción después de que Brasil haya vetado su incorporación, en un mensaje político elocuente de Lula a Maduro ante un público selecto, los líderes de China y Rusia, los principales apoyos de Caracas. Los BRICS acaba de ampliarse de cinco socios a nueve y tiene fila de espera. Aunque Caracas expresó su enorme interés con este viaje anunciado a última hora de Nicolás Maduró a la cumbre de Kazán, finalmente su país no está entre los contemplados como futuros candidatos a entrar en la próxima ronda.
Luiz Inácio da Silva, que no pudo asistir al cónclave tras caerse y lesionarse en la cabeza, instruyó a su ministro a que se opusiera a la incorporación de Venezuela. Su asesor en política internacional, Celso Amorim, lo explicó a CNN Brasil: “Yo no defiendo la entrada de Venezuela. Creo que hay que ir despacio. No sirve de nada llenarlo de países porque en nada habremos creado un nuevo G-77″. Brasilia no quería premiar a Caracas, que desde las presidenciales, marcadas por las sospechas de fraude, responde con un no a cada demanda brasileña.
Cuba y Bolivia, en cambio, son los países latinoamericanos que, con el visto bueno de Brasilia, entraron en la lista final de aspirantes oficiales a unirse a los BRICS. Con este veto, Lula indica a Maduro que no está para bromas. Ambos han forcejeado por la vía diplomática durante meses por las demandas del brasileño a que el venezolano presentara las actas oficiales de las elecciones. La tensión bilateral es evidente. El fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, acusó hace nada a Lula y al chileno Gabriel Boric de ser “agentes de la CIA”. El canciller venezolano, Yván Gil, afeó en público las declaraciones de Saab y dijo que en nada reflejaban la opinión de Maduro al respecto.
Las autoridades venezolanas también se han negado a las reiteradas peticiones de Brasil para que dé un salvoconducto a seis opositores que llevan meses refugiados en la Embajada argentina en Caracas, que sigue bajo custodia brasileña. La última petición formal la hizo hace unos días el canciller Mauro Vieira a su homólogo Gil, en una conversación telefónica, según el diario brasileño O Globo, que añade que el venezolano prometió responder con otra llamada que nunca se produjo.
Putin, en cambio, sí se mostró partidario al ingreso de Venezuela a este bloque de poder alternativo. Con una economía debilitada, lejos de su fisonomía tradicional, luego de la catástrofe socioeconómica vivida en el período 2014-2020, Venezuela queda, de momento, fuera de los BRICS, pero Maduro se trae para Caracas palabras expresas de apoyo de uno de sus dos grandes padrinos globales (el otro es China), faltando poco para su toma de posesión, este 10 de enero de 2025.
“Venezuela es uno de los viejos y fiables socios de Rusia en América Latina y en el mundo en general”, afirmó Putin en este acto, que fue transmitido por la televisión local. “Las relaciones estratégicas entre nuestros países continúan fortaleciéndose. Crecen los volúmenes de comercio bilateral, tenemos múltiples proyectos en las ramas de la energía, la industria farmacéutica, el transporte, la conquista del espacio, las nuevas tecnologías”.
Maduro, que de manera reiterada afirmó estar dispuesto a aumentar la cooperación e inversiones con Rusia, sostuvo también conversaciones bilaterales con el presidente de Turquía, Recep Tayip Erdogan; el de Bielorrusia, Alexander Lukashenko; el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed Alí, y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas. En líneas generales, aliados tradicionales de la diplomacia bolivariana.
“Ya somos parte del engranaje de esta ingeniería del mundo multicéntrico pluripolar que están haciendo”, declaró Maduro al arribar a Kazán, omitiendo referirse el rechazo promovido por Brasil, y haciendo énfasis en el interés que tiene Venezuela en ingresar a este clubs.
Sin poder omitir del todo el debilitamiento de la economía venezolana, Maduro sostuvo frente a Putin, en una transmisión televisada (en Rusia y en Venezuela) que el país “ha logrado recuperar su economía con esfuerzo propio, con indicadores muy positivos de crecimiento económico, de derrota de la inflación, de inversión. Estamos preparados para seguir recibiendo inversión rusa, seguir fortaleciendo nuestro comercio, la alianza entre sectores empresariales en todos los campos”. “Hemos atravesado el desierto, varios desiertos, y estamos ahora de pie, enteros y victoriosos”, añadió.