A Pedro Marrero una hernia le causa dolor cada vez que levanta peso, y la reciente cuarentena que decretó el Gobierno venezolano para frenar los contagios de covid-19 le impide, en el papel, salir de casa a menos que sea un trabajador sanitario o de sectores prioritarios para la economía.
Pero el jueves 19, este obrero de 53 años desafió los dolores y las prohibiciones, y salió de Petare en una desesperada búsqueda de agua, un elemento que no sale por los grifos de su casa desde hace mucho tiempo.
«El Gobierno está diciendo que hay que lavarse las manos constantemente, pero ¿cómo nos bañamos?, ¿cómo nos lavamos las manos si no tenemos agua?», dijo Marrero a la agencia EFE desde una calle de Petare, donde la cuarentena no se cumple con rigurosidad.
El hombre trasladaba dos grandes bidones en un vehículo y esperaba tener suerte, lo que se traduce en hallar agua en alguna veta o cisterna sin tener que abandonar el sector.
«Tengo que estar cargando agua, caleteando agua todos los días porque no tengo agua ni siquiera para cocinar».
El Gobierno de Nicolás Maduro decreto a inicios de semana una «cuarentena social» para hacer frente al nuevo coronavirus que ya padecen 42 personas en el país, de acuerdo con el reporte oficial hasta este viernes 20 de marzo.
El número es elevado para el maltrecho sistema sanitario de Venezuela, que atraviesa su propia crisis desde hace décadas, pero palidece en comparación con los de naciones como Italia o España, donde hay miles de contagiados y cientos de muertos por el nuevo coronavirus.
El Ejecutivo venezolano, además, suspendió las jornadas laborales y escolares, e hizo obligatorio el uso de mascarillas para ingresar a farmacias y supermercados, los únicos comercios con permisos para operar.
«No podemos estar en cuarentena»
A varios kilómetros de Petare, en el barrio Los Mecedores, una veintena de personas hacía fila frente a una veta de agua conocida como «la filtración».
El agua mana sin descanso, pero también sin la certeza de que sea apta para el consumo humano. Nadie sabe porque brota aquí y no sale por los grifos de las humildes viviendas de Los Mecedores. Solo se conoce que la veta se hizo pública cuando se paralizaron las obras de un túnel que conectaría esta región del oeste capitalino con La Guaira.
«No podemos estar en cuarentena en la casa si tenemos que abastecernos con el agua, la comida. Es difícil», reveló a EFE un joven que prefirió no identificarse.
Cerca de él, Piedad Pérez prestaba una manguera para ayudar a sus vecinos a obtener agua.
Ella tampoco sabe de dónde sale el agua que fluye por las tuberías de su casa cada jueves -único día de la semana que esto ocurre-, ni por qué ella sí disfruta del servicio mientras sus vecinos no. Pero esta mujer de 56 años comparte su buena suerte y surte a sus secos vecinos, que llevan años sin ver caer agua por los grifos de sus viviendas.
«Trato de ayudar, yo saco un chorro de mi casa y se lo coloco a ellos. Y ellos vienen todos los jueves», dijo Pérez desde el mismo sitio donde, con el aporte del agua que sale casi de forma mágica por sus tuberías, regenta un lavado de autos.
Sin distinción de clases
Al igual que Pedro Marrero en Petare, cientos de residentes del Municipio Chacao desafiaron la cuarentena el jueves 19 para abastecerse de agua.
La alcaldía local dispuso de cisternas y los residentes, que hace años enfrentan severas limitaciones en el suministro pese al renombre del sector, hicieron largas filas para llenar bidones.
Una comisión del Parlamento dijo ese mismo jueves, citando datos de la encuesta nacional de servicios públicos, que cerca del 80 % de los hogares en Venezuela no cuenta con agua potable de forma regular.
«Hay zonas en Venezuela que pasan dos meses sin agua», dijo a periodistas la diputada Nora Bracho. «Además, el agua que llega es cruda, es decir, sin potabilizar», añadió.
El suministro del recurso hídrico ha sido por años uno de los principales problemas de la capital venezolana, que necesita, de acuerdo a estudios de la ONG Ciudadanía en Acción, 21 metros cúbicos por segundo para cubrir su demanda, pero solo recibe 9.
«La falta de higiene potencia el contagio (de covid-19)», dijo a EFE el director de la ONG, Edison Arciniega, al resaltar la necesidad de surtir de agua a la población para atacar de forma efectiva al nuevo coronavirus.
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