El Tribunal Especial para Kosovo (TEK) condenó este viernes a 26 años de prisión al excomandante kosovar Salih Mustafa por cometer de crímenes de guerra en un centro de detención del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) en 1999, lo que incluye un asesinato, torturas a presos y detención arbitraria.
La sentencia, una pena única de 26 años de prisión, supone el primer veredicto dictado por este tribunal desde que fue establecido en La Haya en agosto de 2015 para juzgar los crímenes de guerra cometidos por la antigua guerrilla albanokosovar a finales de la década de los noventa contra víctimas a las que acusaban de apoyar a los serbios contra el ELK.
El tribunal consideró probada la comisión de tres crímenes de guerra -asesinato, torturas y detención arbitraria-, aunque absolvió a Mustafa del cuatro crimen del que se le acusaba, maltrato de los detenidos, según el fallo leído por la magistrada Mappie Veldt-Foglia, quien mostró su esperanza en que este primer fallo del TEK ayude a la «reconciliación entre comunidades» en Kosovo.
Mustafa, que fue detenido hace dos años en Kosovo y trasladado a La Haya para ser procesado por este tribunal, es excomandante de la unidad guerrillera Bia, formada por entre 500 y 600 soldados del ELK y cuyo centro de operaciones se encontraba en un complejo de edificios en Zllash, una montaña a unos 20 kilómetros de la capital de Kosovo, Pristina.
Según la acusación, Mustafa ordenó en abril de 1999 la tortura de seis personas, sospechosas de ser colaboradoras de las fuerzas serbias, y el asesinato de una de ellas, en el contexto de un conflicto violento para separarse de Serbia a finales de los noventa.
Pero, en su comparecencia ante este tribunal en septiembre del año pasado, Mustafa se declaró no culpable de torturar y asesinar a compatriotas sospechosos de colaborar con las fuerzas serbias en 1999 y comparó el TEK con la Policía secreta de los nazis.
Este tribunal sigue la ley kosovar, pero está formado por magistrados internacionales y tiene su sede en La Haya debido a la alta sensibilidad que genera la cuestión en Pristina, así como para dar una mayor protección a los testigos que declaren en los casos.
Entre los procesados está el expresidente kosovar Hashim Thaçi, acusado de crímenes de guerra y de lesa humanidad por supuestas torturas, persecuciones, desapariciones forzadas y el asesinato de 100 personas.
Un informe del Consejo de Europa denunció en 2011 que prisioneros serbios y albanokosovares del Ejército de Liberación de Kosovo habrían sufrido, después de ser ejecutados, las extirpaciones de sus órganos para ser vendidos en el mercado negro.
La guerra de Kosovo entre el ELK y las fuerzas serbias terminó con una intervención aérea de la OTAN en 1999.
La independencia de Kosovo, antigua provincia serbia poblada por una gran mayoría de albaneses étnicos, ha sido reconocida por más de cien países, entre ellos EE. UU. y la mayoría de los socios de la Unión Europea, aunque no por Serbia, Rusia, China, España, Grecia, Chipre, Eslovaquia, Rumanía y otros Estados.