Voy a ser polémico. ¿Necesitan las mujeres que alguien les diga que son importantes? ¿Necesitan inclusión? ¿Necesitan quitarse el sostén en una manifestación para que el mundo sepa que son únicas y maravillosas? Yo creo que no. Y no quiero negar las desigualdades históricas que nuestras sociedades, culturas y religiones han impuesto a nuestra manera de pensar y actuar. Pero al igual que los grandes incomprendidos y finalmente protagonistas de nuestra historia (no necesariamente mujeres), como cada afrodescendiente que ha destacado rompiendo estigmas y pese las barreras raciales impuestas por siglos; las mujeres han demostrado su temple desde tiempos antiguos hasta nuestra actualidad.
Es innegable la importancia, gestas personales y retos de tantas figuras históricas femeninas, siempre valientes, decididas. Insisto, como cada personaje subyugado debido a cualquier excusa por la sociedad que han logrado triunfar y han destacado. No es cuestión del sexo, del color de piel, de la religión; es sencillamente puro corazón y personalidad. De eso, las mujeres tienen de sobra.
Las mujeres brillan sin necesidad de que nadie les tenga que reconocer o les entregue algo porque “x” normativa moral impuesta así lo dictamina. Es simple respeto y eso no es inclusión, empoderamiento o como queramos llamarlo. No se trata de medir quién es mejor o quién somete a quién, lo cual termina deviniendo en una forma de neo racismo que termina por exacerbar más las diferencias mentales que hemos llevado impuestas. La mujer destaca y destacará de igual o mejor manera que cualquier caballero, así como cada hombre puede brillar y destacar por su mérito propio sin necesidad de aplastar o menospreciar.
Vernos como menos, quién sea, termina por acentuar las barreras impuestas.
Abogo por el reconocimiento que cada individuo merece, creo que se deben modificar comportamientos nocivos y despectivos con cada persona por su color de piel, religión o sexo.
He conocido mujeres increíbles, ejemplo de muchas cosas que no necesitan que ningún hombre les diga que son buenas, ¡por Dios! Ellas se imponen sin agresividad o groserías; sencillamente destacan porque son lo máximo.
Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
Proverbios 31:10
Fernando Pinilla
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