Aludir al término “política” abre innumerables posibilidades de examinar su significación, tanto en lo epistemológico como en lo hermenéutico. No obstante, las realidades políticas se tornan confusas en virtud de las variables o componentes que configuran la teoría que la explica y la demuestra como ciencia.
Con esta disertación me propongo referir la mutación, conversión o alteración que ha venido comportando la política desde la perspectiva de su inherencia con el hombre mismo. También aspiro examinar la estructura conceptual e instrumental de la “política” por vía del método deductivo-inductivo.
Si bien, a juicio de Hannah Arendt, “la política reposa sobre un hecho: la pluralidad humana” para lo cual “la participación es la conditio sine qua non de la política”, entonces no hay duda al inferir que la política se hace en los espacios donde la pluralidad humana adquiere sentido.
Aunque en el fondo de la conocida crisis de dominación y opresión que por doquier muestra sus ímpetus en Venezuela, el concepto de política sigue dejando ver y sentir sus condiciones. Pero lo hace de manera insuficiente y deleznable lo que lleva a inferir que en su esencia la política comienza a lucir perturbada en cuanto al modo de imprimirle valor a la organización social y la legitimación del poder político.
Justamente, la carencia de las cualidades que hacen de la política el conducto expedito mediante el cual el hombre se beneficia de los mismos derechos y libertades que le son garantizados a los individuos más diversos y diferentes, hace que pueda advertirse que la política, en su ejercicio, se ha deformado. Reduciéndose a verse como lo explicaba Norbert Lechner, cuando optó por considerar que “la política ya no es lo que fue”.
Lechner se convenció de que la política había caído en una trampa preparada por ideologías pervertidas toda vez que el investigador alemán, nacionalizado chileno, insistió que la política había cambiado su praxis de amplitud por un estridente campo de interacciones y constricciones en donde la política, en su ejercicio, decide cómo y cuándo operar las realidades a su antojo.
En consecuencia, los problemas que atajan la dinámica política en el plano de cómo el ejercicio político decide intervenir en la vida social, arrojaron como resultado ciertas tendencias involutivas que desfiguraron el Estado democrático y la correspondiente administración de gobierno. Particularmente, en el contexto de gobiernos verticales que hacen del autoritarismo, el móvil y objetivo central de su tarea.
Asimismo, comenzaron a mutarse conceptos que, en un tiempo, regían la movilidad de la economía, libertades y derechos fundamentales y garantías civiles. Igualmente, de mecanismos de socialización que venían apostando a forjar y fraguar valores morales y principios éticos.
Por las razones expuestas, es posible hablar de que las realidades sociales están viéndose afectadas por el serio problema de la mutación de la política.
Antonio José Monagas
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.