Funcionarios de la OTAN y representantes de Finlandia y Suecia celebran este lunes en la sede de la Alianza, en Bruselas, las negociaciones de adhesión de los dos países nórdicos a la organización transatlántica, un mero trámite después de que Turquía levantara el veto a la entrada de Helsinki y Estocolmo.
Las negociaciones de adhesión tienen por objetivo confirmar la capacidad de los dos países de cumplir con los compromisos y obligaciones militares, políticos y legales de ser miembro de la organización transatlántica.
Como Finlandia y Suecia son democracias consolidadas con unas fuerzas armadas modernas habituadas a cooperar de forma estrecha con la OTAN, las conversaciones que tienen lugar este lunes en Bruselas son un mero trámite.
De hecho, mañana mismo los embajadores ante la OTAN de los treinta países que componen en la actualidad la Alianza van a firmar los protocolos de adhesión de los dos Estados nórdicos.
Finlandia y Suecia no deben firmar esos protocolos de adhesión, pero sus ministros de Exteriores, el finlandés Pekka Haavisto y la sueca Ann Linde, estarán presentes el martes en la sede de la OTAN y ofrecerán una rueda de prensa junto al secretario general aliado, Jens Stoltenberg.
Tras la firma de los protocolos de adhesión, se deben ratificar a nivel nacional en los treinta miembros actuales de la organización transatlántica.
Los procesos de ratificación de los protocolos de adhesión varían de un país a otro. Mientras que Estados Unidos necesita el visto bueno de dos tercios del Senado, en el Reino Unido no es necesario realizar una votación formal en el Parlamento.
El principio de defensa colectiva de la OTAN, según el cual un ataque contra un aliado equivale a un ataque contra todos ellos y se debe dar una respuesta conjunta, solo se aplicará a Finlandia y Suecia cuando se hayan convertido en miembros plenos de la Alianza, una vez que todo el proceso de adhesión haya concluido.
La guerra en Ucrania ha llevado a que Finlandia y Suecia, países de tradición neutral, solicitaran la entrada en la OTAN, un proceso que ha resultado más complejo de lo previsto después de que Turquía bloqueara el acceso de los dos Estados al considerarlos laxos en el trato de organizaciones que Ankara califica de terroristas.
Sin embargo, Ankara, Estocolmo y Helsinki lograron el martes pasado un pacto por el que Turquía levantaba su veto, lo cual despejó el camino para que los dos Estados nórdicos se conviertan en miembros de la organización transatlántica.