La historia de la creación de tan emblemática arepa se remite a la Caracas de mediados de la década del cincuenta, un pueblo que transitaba el transformarse de ser una pequeña y tranquila capital, a una de las urbes más modernas y pujantes del continente americano, en ese contexto ocurre un acontecimiento que puso al país a la vista de todos en el mundo y, que por cierto, sería casi una marca de origen en Venezuela, el ganar internacionalmente concursos femeninos de belleza.
Esta primera de muchas ganadoras seria Susana Dujim, que en el año 1955 se coronó como Miss Mundo, este suceso impactó a todos los venezolanos por la relevancia que tenía dicho evento, eso motivó a que se le fueran otorgados diferentes homenajes a su llegada al país, desde el gobierno hasta los más humildes habitantes que no dejaron de pasar el momento para festejar.
Es ahí que una famosa arepera, no queriéndose quedar atrás en estas lides y, viendo la oportunidad comercial, crea una de las más famosas arepas de la culinaria venezolana: La Reina Pepiada.
Los hermanos Álvarez tenían una arepera en la Gran Avenida en la céntrica Sabana Grande, se les ocurrió crear una preparación que originalmente fue con pollo mechado, ajo y aguacate (hoy existen varias derivaciones); Para promocionar la preparación colocaron a una sobrina vestida de reina sentada frente al negocio, se dice que fue visitado por el padre de Susana Dujim, que probó la arepa y, al saber que era en homenaje a esta se comprometió con los hermanos en llevarla al lugar, cosa que hizo y donde por supuesto probó la preparación en su nombre quedando encantado, este fue el comienzo para que en corto tiempo se hiciera ´´La Reina Pepiada´´ una de las preparaciones o rellenos preferidos de los venezolanos.
El origen del nombre
La palabra pepiada tiene su origen a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX; Venezuela siempre ha sido rica en minerales y sobre todos en los preciosos, entre ellos el oro, tanto se explotó que era normal que se utilizara a modo de pagar transacciones diarias (se tiene que tomar en cuenta que, en un país convulso con poca estabilidad, la moneda no era de fiar) todo local comercial tenía una balanza para saber el peso exacto de los productos que vendían y de esto no escapaba el oro, era común recibir pepas de oros o pepitas si eran muy pequeñas, aunque irregulares por lo artesanal de su fundición, que igual valían, es entonces cuando se cargaban pepas de oro en los monederos de la época.
El venezolano que siempre le busca la asociación a todo, empezó a relacionar las pepas brillantes del oro con múltiples cosas buscando resaltar la afirmación, así es como nacieron las siguientes expresiones (que pudiésemos llamar acrónimos), como, por ejemplo:
– Te quedo como una pepa ese vestido-,
– Ese carro es viejo pero esta pepón-,
– Los zapatos te quedan pepita-,
– Esa muchacha está pepiada-,
– La escultura te quedo bien pepiada-,
Todas las expresiones anteriores buscan resaltar el objeto, eso que resalta y brilla por sí solo (el oro), dando un énfasis muy venezolano.
Con el tiempo se olvidan o caen en desuso algunos usos lingüísticos, por eso lo importante de resaltar y comunicar esa parte de la historia y, sobre todo, la culinaria esa que dice de dónde vienen y hacia dónde van los platos, las preparaciones, las recetas, que cada día degustamos en este maravilloso país.
Chef. Wilfredo Javier Armas Oropeza @wilfredoarmaschef @wilarmas