Bajo el inclemente sol caraqueño, cientos de personas con desesperación y cansancio en sus rostros se aglomeran en los alrededores del Hotel Alba Caracas. En pleno centro cultural y financiero de la capital, esperan desde horas de la madrugada, e incluso desde la noche anterior, poder vacunarse contra el covid-19 en este centro de inmunización piloto instalado por el régimen de Nicolás Maduro hace una semana. Sin un Plan de Vacunación claro, la desinformación y la poca organización dejan a los ciudadanos indefensos, no solo ante el virus, sino a la voluntad de unos pocos. «Es cuestión de suerte», comenta una mujer en una de las cuatro colas que se extienden por la avenida México del municipio Libertador. Ponerse la inyección en Venezuela se convirtió, al parecer, en una especie de lotería.
Umberto Cavatton llegó a las 5:00 am y tenía más de 60 personas por delante. No recibió un mensaje a través del sistema Patria y tampoco se registró en la página web del Ministerio de Salud. Acudió con la esperanza de poder vacunarse porque una vecina le dijo que un día antes tuvo acceso a la inyección en ese lugar. «Decidí venir porque una vecina de mi edificio vino ayer temprano y a la 1:00pm pudo vacunarse. Pero aquí estamos hoy y esto no avanza. Me parece un proceso muy caótico, es igual a la cola de la gasolina», dice a El Nacional.
Lentitud y poca organización
Pasadas las 10:00 am, la cola apenas se ha movido. El hombre, sentado en un banco portátil, conversa sobre el prolongado tiempo de espera con otra mujer en la fila destinada para los adultos mayores, la cual se extiende a lo largo del pasillo que comunica las torres de Parque Central con la estación del metro Bellas Artes. «Nadie nos dice nada. Desde que estoy aquí no se ha acercado una sola persona a informarnos sobre el proceso. Son las mismas personas que vienen a vacunarse las que se organizan”, señala.
Cavatton, con su marcado acento extranjero, indicó que pese a ser también ciudadano italiano, de momento no tiene la posibilidad de viajar para colocarse la vacuna en su país. Considera que es importante inmunizarse para protegerse del peligroso virus, que el año pasado afectó mucho a Italia.
La fatiga y la impaciencia son evidentes en la gran cantidad de adultos mayores presentes. Algunos rostros reflejan resignación.
Aunque muchos hicieron como Cavatton y llevaron sus propios bancos para sentarse, otros deben conformase con apoyarse en muros y jardineras que se encuentran en el lugar. Sin embargo, la gran mayoría soporta de pie horas y horas de espera, con hambre, y sin tener siquiera un sitio cercano donde poder hacer sus necesidades fisiológicas.
El ministro chavista Carlos Alvarado anunció la semana pasada el inicio de la segunda fase de vacunación contra el covid-19 en el país, para la que se dispuso unos 27 centros de atención, aunque nunca se especificó cuáles eran. También explicó que esta etapa del plan de inmunización abarcaría al personal de salud, adultos mayores de 60 años, y adultos menores de 60 con alguna condición de salud crónica.
El oficialismo pretende vacunar a 22 millones de venezolanos hasta diciembre y lograr la inmunización de rebaño. Para poder lograrlo, se requiere inocular diariamente entre 300.000 y 350.000 personas, para lo que se necesitan al menos 44 millones de dosis, una meta que los expertos dudan que se pueda cumplir porque todavía el país no cuenta con el número de inyecciones, ni existe una logística adecuada.
Plan de vacunación improvisado
El proceso de vacunación en el antiguo Hotel Hilton Caracas es una muestra clara de la falta de organización e improvisación del régimen, no solo por colas de más de 10 horas que deben hacer los ciudadanos, sino porque aún no queda claro cuáles son los criterios para elegir quiénes reciben o no la inyección.
Maryori Gómez sí recibió un mensaje de texto en su celular informándole fecha y lugar al que debía asistir para vacunarse, luego de inscribirse en el registro de vacunación que se encuentra disponible en la página del Ministerio de Salud. Tiene 56 años de edad y no padece ninguna enfermedad crónica. «Soy una mujer sana, gracias a Dios», dice.
En la cola de las personas que al igual que Gómez recibieron una notificación sobre la inmunización, se observa a un gran número de ciudadanos que tampoco parecen pasar de los 50 años de edad. «Es cuestión de suerte», comentaba otra mujer.
Con más de 70 personas por delante, Gómez, quien llegó a las 7:30 am, espera poder vacunarse antes de finalizar la tarde porque perdió un día de trabajo para asistir a la jornada. Si bien se siente contenta por tener la oportunidad de recibir la inyección, hace un llamado a las autoridades para que agilicen el proceso.
Una de las medidas básicas para evitar el contagio de covid-19 es el distanciamiento social, algo que está lejos de cumplirse en este punto de vacunación masivo caraqueño. Las colas tienen pocos metros de separación entre una y otra, y la mayoría de los ciudadanos se mantienen a menos de un metro de distancia de sus compañeros de fila.
«No veo el motivo para tener tanta gente aglomerada. Yo me traje mi desayuno y tuve que apartarme a un lado para poder comer, porque tengo una amiga que se contagió de covid-19 en una jornada de vacunación. Esa es una de las razones por las que las autoridades deben organizar mejor este proceso. No es justo que los abuelitos tengan que pasar por esta situación, y se expongan al contagio tratando de vacunarse», relata la mujer.
Espera, aunque con notoria preocupación, que el Estado pueda garantizar una segunda dosis de la vacuna para cuando le corresponda. «Estamos aquí por la necesidad. Yo tengo una hija enferma, así que estaré aquí hasta que me vacunen, y después buscaré cómo vacunarla a ella. Yo no quiero perder mi oportunidad de vacunarme hoy», agrega con esperanza.
Para las 10:30 am, aún no había ingresado al hotel ni una persona de la fila de quienes recibieron el mensaje de confirmación.
Desinformación
En Venezuela no sé sabe cuántas vacunas contra el covid-19 han llegado ni cómo se han aplicado. La iniciativa Our World in Data indicó que para el 25 de mayo solo se habían administrado 316.000 dosis en Venezuela y acotó que la cantidad podría ser mucho menor. La Academia Nacional de Medicina y ONG venezolanas alertan que el porcentaje de inmunizados en el país supera escasamente 1%, de las cifras más bajas de la región.
La opacidad en la información sobre la expansión del virus en el país, ahora también se ha extendido al proceso de vacunación. En las afueras del Hotel Alba Caracas personas se acercan para conocer sobre el proceso, a falta de claridad en las declaraciones oficiales.
Pese a la poca transparencia y la escasa cantidad de dosis que han llegado al país, el régimen de Maduro amplió los criterios de vacunación sin haber terminado de inmunizar al personal médico, que debería ser prioridad.
Un grupo de aproximadamente 100 trabajadores de la salud hace fila desde la madrugada para recibir la vacuna en el centro piloto de Caracas. Para las 11:00 am solo han ingresado cinco personas de la cola destinada para este sector. «No sabemos qué pasa. Yo estoy aquí desde las 5:45 am y la cola no se mueve. Se supone que somos prioridad porque estamos más expuestos al virus», señala una mujer con molestia.
La trabajadora, que pidió no ser identificada, dijo que al centro de salud donde labora nunca llegaron las vacunas. Preocupada por el riesgo de contagio, decidió presentarse en este centro para recibir la inyección.
Otras personas que se encontraban en la fila indicaron que la directiva de algunas instituciones enviaron una lista del personal al Hotel Alba Caracas para garantizar que fueran inmunizados, sin embargo, deben esperar. Será por orden de llegada.
En esta fila es donde se evidencia un mayor descontento. «Vean todas las irregularidades que pasan en la puerta, toda la gente que entra sin hacer cola y nosotros aquí», dice alzando la voz otro trabajador del sector salud.
Irregularidades
Varias personas en la cola también denunciaron irregularidades para ingresar a las instalaciones del hotel. Aseguraron que hay personas que pasan por otras entradas, o ingresan junto a funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana.
Liliana Cárdenas estaba entre las primeras 40 personas que acudió a primera hora del domingo 30 de mayo a este centro de vacunación. Su intención era conocer cómo era el proceso y «ver si tenía suerte y la dejaban pasar». Después de las 8:00 am comenzaron a entrar. Nadie le preguntó sobre su edad, condición de salud, o profesión. Se sorprendió al ver que dentro ya había más de 200 personas esperando ser inmunizadas. «¿De dónde salieron estas personas, si yo pasé en el primer grupo?», se pregunta.
La mujer de 58 años de edad pudo vacunarse casi a mediodía. «Creo que fue suerte porque todavía muchas personas no sabían que estaban vacunando aquí. Hoy vine a traer a mi mamá, y no hemos podido pasar desde las 3:00 am que llegamos», asegura.
Así como en los juegos de azar, la suerte parece ser un factor determinante para poder vacunarse en Venezuela. El director regional de Salud del Distrito Capital, Armando Marín, dijo el pasado 29 de mayo que el llamado por el Carnet de la Patria es «aleatorio y masivo».
Otro grupo de ciudadanos en Bellas Artes, en su mayoría menores de 40 años, optó por hacer una fila aparte y esperar que a medida que avance la vacunación de las otras colas, puedan ser inmunizados también. «No nos toca, pero estamos aquí a ver si se puede pasar», dice una joven sentada con una silla de playa y un paraguas para protegerse del sol que para las 11:30 am ya es más intenso.
Otros centros de vacunación
En otros centros de salud de Caracas el proceso de vacunación contra el covid-19 es totalmente diferente. En el Hospital Dr. Miguel Pérez Carreño, Hospital Dr. José María Vargas, y el Hospital de Niños Dr. J. M. de los Ríos se atiende únicamente a las personas que recibieron el mensaje de texto señalando que debían asistir a uno de esos puntos. «Tras recibir el aviso, los seleccionados asisten temprano y van pasando poco a poco a vacunarse. A media mañana ya no queda nadie», señaló una trabajadora del Pérez Carreño.
A las 12:30 pm, en estos centros de salud no hay aglomeraciones. El acceso está restringido a las emergencias o familiares de pacientes que se encuentran internados.
En estos hospitales no han llegado las suficientes vacunas, por lo que se apegan exclusivamente a las personas seleccionadas por los registros de vacunación empleados por el régimen.
Una mujer de 75 años, que pidió no ser identificada, aseguró que se vacunó en el Hospital J.M. de los Ríos el pasado lunes tras recibir una notificación del sistema Patria en su teléfono celular. Llegó a las 6:00 am y se vacunó a las 9:00 am.
ONG, políticos, expertos y sociedad civil han rechazado el uso del carnet de la patria como instrumento para poder vacunarse.
@ErikaHDelaR