Apenas un mes de haber ocurrido las inundaciones producto de las crecidas del río Sarare, habitantes afectados aún coexisten entre el temor de que se repitan eventos naturales de mayores consecuencias que los vividos en semanas recientes.
Vilma Rodríguez quién vive en la calle Ricaurte con San Felipe en pleno Sarare centro; narró lo sucedido la noche del 25 de julio cuándo ya casi al acostarse percibieron un pequeño movimiento de la cama y un fuerte olor a barro, que los obligo a salir de sus moradas y percatarse de la crecida en el nivel de las aguas del río Sarare.
Perdió todos sus enseres
A lo sucedido recalco, que después de tal arremetida natural dónde perdió la totalidad de sus enseres, ya que las aguas arrasaron con todo; el pánico y la incertidumbre los sigue arropando hasta el extremo que, luego de lo sucedido ya han pasado dos aguaceros más de grandes proporciones los cuales le han obligado en medio de la caída de las aguas, tener que abandonar la casa con sus familiares en medio del “palo de agua”.
Desde aquel día, tanto representantes del cuerpo de bomberos del municipio como de protección civil les recomendaron desocupar de inmediato el inmueble dónde han vivido por espacio de 32 años, de los cuales ya somos dos familias que ocupamos el mismo techo.
Reiteró que la única ayuda otorgada por la parte oficial ha sido un colchón matrimonial y un juego de sabanas que les otorgó un representante del gobierno municipal; sin embargo, sus exigencias van desde la real necesidad de una pronta reubicación del lugar o puedan las autoridades aplicar un plan de canalización del río.
Ausencia de respuesta de la parte oficial
Desde los fatídicos días en que aconteció la crecida, ni las autoridades regionales ni muchos menos municipales, han asumido con responsabilidad la eventualidad. Puesto hasta el presente, adujo la declarante “no sé quién es el alcalde, a pesar de estar el despacho a cuadras de acá”.
La noche de la tragedia que afectó a distintos sectores de la localidad entre los cuales está un número de comunidades del perímetro de la parroquia Sarare. Entre ellas Las Vueltas, Cambural, Pueblo abajo, Matadero, Los Pozones, Gloria De Lara, El Milagro, la Tronadora, El Pesquero; entre otras aún no se han materializado las verdaderas intenciones por solventar esta evidente situación.
Solamente la noche de la inundación fue cuándo nos llevaron al refugio improvisado que se habilito en la escuela Alcides Losada, allí permanecimos por espacio de tres días, y luego muchas de las personas regresamos nuevamente a nuestros hogares con “el mismo riesgo y el mismo pánico”.
Esperemos cuales van a hacer las medidas que el gobierno local va a tomar, para solventar esta latente situación. Puesto hasta ahora muchas personas siguen apostando por una solución creíble, al ultimátum que le ha puesto la propia naturaleza.
Colaborador José Luis Sotillo J. (Texto y Fotos)