A orillas del Golfo, situado al otro lado del agua que baña las costas de los rascacielos que embellecen la zona conocida como West Bay en Doha, está el distrito de Ras Abu Aboud. Esta solía ser una importante zona industrial, con una de las tres principales centrales eléctricas que suministran este servicio a todo Qatar, también una planta desaladora y el puerto de la ciudad, donde hoy reposa un gigantesco estadio construido por contenedores de envío que espera impaciente el inicio de la Copa Mundial de la FIFA. El Stadium 974 es una de las grandes joyas arquitectónicas del país árabe y una de las innovaciones más importantes que han realizado los anfitriones de la gran fiesta del fútbol: es el primer estadio desmontable de la historia de este prestigioso torneo.
Será el escenario en el que la Selección Argentina y México se enfrenten a Polonia en sus respectivos partidos del Grupo C, donde también van a presentarse Francia, Portugal y Brasil durante la fase de grupos –albergará seis encuentros de esta etapa– y se jugará uno de los partidos de octavos de final. Se trata de una de las sedes más espectaculares y emblemáticas que ofrece el Mundial, ya que tanto su novedosa estructura como su nombre son guiños a la cultura nacional qatarí.
Infobae estuvo al borde del campo de juego y caminó por los pasillos de este innovador recinto con capacidad para 40.000 espectadores que fue diseñado por la firma Fenwick Iribarren Architects. El proceso de construcción comenzó en 2017, cuando gran parte de las sedes ya se encontraban en obras. Las excavaciones del terreno se completaron recién en julio de 2019, al tiempo que llegó el primer lote de contenedores a suelo qatarí. Es que su ensamblaje fue muy simple: solamente hubo que colocar cada contenedor reciclado en su lugar como si fueran piezas de Lego, ya que venían preparados desde la fabricación y era cuestión de unirlas con molduras de acero para que el producto estuviera terminado.
Este concepto de diseño no solamente permitió que la construcción fuera rápida y mucho más rentable, sino que ha dejado al servicio del Mundial un elegante estadio con forma cuadrada curva que garantiza una atmósfera inmejorable tanto para los fanáticos como para los jugadores. Mucho se habla sobre las altas temperaturas de Qatar, que serán lógicamente más bajas a fin de año porque el torneo se desarrollará en invierno, pero el Stadium 974 no contará con un aire condicionado a tope como el resto de las canchas porque fue diseñado como un estadio abierto que permite la ventilación cruzada. Su ubicación junto al mar ofrece una brisa fresca natural para aligerar la carga de los sistemas de refrigeración. Y su nombre no fue elegido al azar. El número exacto de contenedores reciclados que se utilizaron para montar el estadio fue 974, además de que ese es el código internacional para llamados telefónicos de Qatar (+974). Tampoco son aleatorios los colores de los contenedores: los lugares de venta de comida, en azul; los baños están en los amarillos; las zonas de seguridad y primeros auxilio, en verde; las entradas VIP, VVIP y salas de rezo para hombres, en plata; y las zonas de rezo para las mujeres, en negro.
La zona VVIP puede que no sea tan lujosa como la que se encuentra en el Al Bayt Stadium –donde hay pisos de marmol y suites de alta gama– pero tiene todas las comodidades para recibir a grandes celebridades. Hay una oficina especial para Gianni Infantino, presidente de la FIFA, que posee baño privado, escritorio y sillones. También en ese sector hay palcos que tienen salida directa a las tribunas, con baño incluido y una cómoda sala de estar con televisor de plasma. Aunque uno de los detalles más curiosos de esta sede es que en el túnel que conecta los vestuarios con el campo de juego hay un contenedor verde con un cartel que dice “Last Minute Toilet”, es decir, un baño de último minuto.
Si bien los camerinos no están lejos del césped, este detalle puede resultar importante para los jugadores de la selección argentina cuando cierren su participación en la fase de grupos el próximo 30 de noviembre ante Polonia. La delegación albiceleste tendrá un viaje de aproximadamente media hora (20 kilómetros) para llegar a ese compromiso saliendo de desde la Universidad de Qatar. Aunque los tiempos de viaje es probable que sean más cortos si se tiene en cuenta que habrá operativos de seguridad para optimizar la movilidad de los equipos. La selección de México va a protagonizar el estreno de este estadio en el Mundial al enfrentar también al seleccionado polaco el 22 de noviembre. El partido de octavos que tendrá lugar en el 974 Stadium está programado para el 5 de diciembre y pondrá frente a frente al líder del grupo G con el escolta de Grupo H.
Este proyecto encabezado por la firma inglesa apunta a revolucionar a la Copa Mundial de la FIFA en términos de organización y desarrollo. La sustentabilidad se transformó en un eje central para Qatar desde que ganó la candidatura para albergar este prestigioso certamen y el Estadio 974 es todo un símbolo de esta corriente, ya que es una estructura itinerante lista para montar, desmontar, transportar y volver a montar a partir de su sistema de piezas numeradas. El resultado final fue que el estadio recibió certificación de cuatro estrellas del Sistema de Evaluación de la Sostenibilidad Global (GSAS), pero el legado sostenible comenzó incluso mucho antes del inicio de la construcción. El terreno donde se edificó este escenario mundialista tuvo que ser descontaminado después de años de uso industrial.
El Comité Supremo para la Entrega y el Legado (SC) encabezó el trabajo de eliminar los edificios, laboratorios, talleres y tanques de combustible que había en esa zona industrial. Solamente se mantuvieron algunas de las edificaciones antiguas, en parte por su valor cultural y arquitectónico, pero también para garantizar que no fuera necesario crear nuevas instalaciones desde cero. Más del 80% de los materiales de las demoliciones se reutilizaron o reciclaron, incluidos metales, productos electrónicos, madera y desechos de oficina o embalaje. Se trituraron, probaron y almacenaron casi 70.000 toneladas de hormigón y asfalto para su uso durante la construcción del estadio. Allí comenzó un proceso que se extendió solamente un puñado de años y que ha sido un punto de inflexión en el desarrollo de estadios para grandes eventos deportivos. Sin ir más lejos, la idea es quitarlo del lugar que ocupa al término del torneo y poder trasladarlo a otros lugares del mundo donde se lleve a cabo la cita mundialista, lo que implica mucho menos tiempo comparado con la construcción de un estadio desde cero. En definitiva, el país árabe ha marcado el camino hacia competiciones más sostenibles y mucho más comprometidas con el legado, ya que uno de las problemáticas más comunes de los organizadores de los Mundiales siempre fueron los “elefantes blancos”.
En este caso, todas las sedes van a reducir su capacidad a la mitad y el Estadio 974 va a ser removido por completo. Las personas que viven cerca del distrito de Ras Abu Aboud van a poder disfrutar a futuro de un espacio verde que se va a comenzar a desarrollar frente al mar una vez que el estadio esté completamente desarmado. Las obras, muy comunes en un país en constante crecimiento estructural, comenzarán poco después del pitazo final que indique el cierre de la Copa Mundial de la FIFA, el gran evento con el Qatar busca presentarse al mundo.