En el año 2008, el difunto prometió en plena cadena nacional que para el año 2011 Venezuela tendría el “mejor sistema eléctrico del continente y del mundo”, verborrea que siguió al apagón general que dejó a oscuras a cinco estados del país. Era la crónica de una muerte anunciada. El problema se venía arrastrando desde 2007 producto de la profunda corrupción que comenzaba a hacer estragos en el país y cuyas consecuencias las vivimos hoy en día.
En el año 2002 se aprobó la licitación para la construcción de la Represa de Tocoma, por citar un ejemplo, que tenía previsto generar 2.160 Mw. de energía y la cual se esperaba que estuviera lista en el año 2012 como se había anunciado en varias alocuciones del entonces presidente y sus ministros. El monto previsto era de 9.365 millones de dólares; pero hoy, en pleno 2025; ni represa, ni energía, ni nada.
Desde que, en 2008, el difunto nacionalizó el sistema eléctrico venezolano prometiendo en reiteradas ocasiones mejorar el servicio, la realidad es que lo que siguió fueron apagones, comenzando ese mismo año, dando inicio a una larga, tortuosa y oscura historia.
En 2013, tres cortes masivos dejaron al 75% del país a oscuras, en 2014, otro apagón afectó a la mitad del territorio nacional. En 2016, se declara una segunda “emergencia eléctrica”, luego de la de 2009 hasta 2010, posteriormente en 2017 hubo ocho apagones a lo largo del año solamente en Caracas. En el año 2018 cuatro estaciones eléctricas explotaron en tan solo quince días dejando al estado Zulia a oscuras por semanas. Ese mismo año, en octubre, parte del país volvió a vivir la pesadilla de un apagón masivo que afectó a 16 estados.
Pero el infierno se hizo palpable en 2019, cuando se registró el apagón más grande de la historia de Venezuela en el que todo el territorio nacional quedó a oscuras durante cinco largos días.
En 30 de agosto de 2024, un nuevo corte de energía dejó a oscuras a 20 estados del país, aunque en esta ocasión, como ocurriera en 2010 cuando se culpó a “una iguana” por un corte que afectó al estado Anzoátegui, el ministro de Comunicación Freddy Ñáñez, deslindó a la desidia gubernamental como causa de la avería para atribuir la falla a un “sabotaje eléctrico”.
Pero, más allá de los constantes y grandes apagones que ha registrado Venezuela, la realidad es que muchos estados sufren racionamiento del servicio desde 2009 convirtiendo en cotidianidad vivir a oscuras. Mérida, Táchira, Trujillo, Falcón, Nueva Esparta, Guárico y Miranda, entre otros, viven cortes diarios que van desde las cuatro horas y a veces superan las doce, convirtiendo en un calvario vivir el día a día.
No, señores, no son fenómenos como El Niño los cuáles ciertamente han exacerbado las sequías y, por lo tanto, disminuido la capacidad hidroeléctrica en muchas partes del mundo; no son las iguanas, ni sabotajes de la derecha mundial; acá vivimos el producto de más de dos décadas de falta de mantenimiento, inversión y del desfalco de la industria eléctrica y de los proyectos multimillonarios que jamás se concretaron. No hay excusas, no hay justificación, las penumbras son revolucionarias.
Fernando Pinilla / @fmpinilla