Leopoldo López: A Pablo Iglesias le llevaría los informes de la ONU con los crímenes de Maduro

Redaccion El Tequeno

El símbolo de la resistencia de la oposición venezolana tiene un nombre y apellido es el de Leopoldo López Mendoza (Caracas, 1971). A pesar de la entereza que demuestra al hablar, es uno de los venezolanos que más ha sufrido la crueldad del régimen de Nicolás Maduro: perseguido político, injustamente encarcelado, torturado y forzado al exilio. Por los pasillos de La Sabana, sede del partido político que fundó López, Voluntad Popular, se comentaba que cuando iban a visitarlo a la cárcel de Ramo Verde era él quien le daba fuerza a sus allegados. Un mes después de llegar a Madrid, tras salir clandestinamente de Venezuela, habla con ABC sobre su lucha contra el chavismo y los planes a futuro de la oposición venezolana. Su talón de Aquiles sigue siendo su familia. El líder opositor se quiebra al contar cómo fue el anhelado abrazo tras más de un año separados.

Por Gabriela Ponte / abc.es

¿Cómo fue el reencuentro con su esposa e hijos?

Yo soñé con ese día durante mucho tiempo. Me imaginaba cómo me iba a encontrar con mi familia, mis hijos y esposa, mi padre, mi madre y mis hermanas. Ese día fue uno de los más emocionantes de mi vida. Pude llegar de sorpresa. Yo llegué un domingo y mi familia tiene como costumbre come todos los domingos juntos. Toqué el timbre, Lilian le dice a Manuela que abra que es su abuelo (refiriéndose a su padre) y cuando abrió se quedó en «shock». Leopoldo sale corriendo y me abraza y para Federica, que es la más pequeña, fue raro, porque yo hablaba con ella por vídeollamada y cuando ella me ve en persona retrocedió hasta que se dio cuenta de que era yo y me abrazó. Ella dice «papi uno» y señala el móvil y «papi dos» y me señala.

Tras más de siete años preso, ¿Qué se siente al estar en libertad?

Es raro. Pasé siete años en distintos tipos de confinamiento. De lo más radical, del encierro solitario en la cárcel de Ramo Verde, al arresto domiciliario. Aunque estaba con mi familia, vivía rodeado de funcionarios del Sebin. Por último, viví en la Embajada española. Estaba bien, pero aislado. En España, me encuentro con una libertad parcial, porque mientras Venezuela y los venezolanos estén sufriendo la opresión y todas las dificultades que atravesamos, yo no me puedo sentir libre.

Usted llegó a decir que nunca se iría del país. ¿Cuál fue el detonante para que tomara esa decisión?

Es verdad. Siempre dije que no quería irme del país. Tenía esa convicción. Sin embargo, las circunstancias han cambiado. Llegué a la conclusión de que podía aportar más para el proceso de Venezuela estando fuera del país. Quería poder hablar con las instituciones, gobiernos, parlamento y medios de comunicación. Y no podía hacerlo desde la Embajada, porque tenía esa limitación.

Estuvo 18 meses en la residencia del embajador español en Caracas y ha dicho en otras ocasiones que su salida no tiene nada que ver con el relevo de Jesús Silva. ¿Cree que si seguía en la legación su vida corría peligro?

No lo creo. No creo que mi vida corriera peligro por el relevo del embajador. De hecho, no nombraron a un nuevo embajador, sino a un encargado de negocios. Yo llegué a la conclusión de que el ciclo en la Embajada había llegado a su fin, y por eso salí.

¿Madrid es la ciudad correcta para su exilio?

España es un lugar estratégico para la lucha a favor de la libertad de Venezuela. Lo es por varias razones. Primero, el Gobierno de España define muchas de las visiones que se tienen en Europa sobre Latinoamérica, y en particular sobre Venezuela. Segundo, porque aquí hay una representación importante de venezolanos que también hace que el tema esté muy presente. España es una bisagra hacia a Europa. Por supuesto, que hay otras ciudades con un peso significativo para la diáspora en Colombia y EE.UU. Desde aquí me quiero concentrar en organizar a la diáspora.

La oposición venezolana se enfrentará a unas elecciones parlamentarias que anularán al único poder electo democráticamente, la Asamblea Nacional. ¿La continuidad que plantea Juan Guaidó de mantener el gobierno interino es legítima?

Cuando en 2015 se eligió a la Asamblea Nacional, la dictadura buscó inmediatamente la forma de anularla. Poco a poco la desmembraron constitucionalmente. Sin embargo, la AN se mantuvo como el referente de legitimidad dentro y fuera de Venezuela. Ahora bien, si no hay una elección legítima para sustituir a la AN no habrá un vacío de poder y, por ende, debe tener una continuidad institucional. Y esto que planteo tiene fundamentos legales y constitucionales, con un mandanto muy concreto que es lograr unas elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables.

De lograr unas elecciones presidenciales, ¿la oposición está dispuesta a ir con Maduro de candidato?

Maduro no es la misma persona que era hace cuatro años. Hoy en día tiene acusaciones muy severas sobre sus espaldas. Maduro ha sido señalado por las Naciones Unidas como responsable de crímenes de lesa humanidad. Lo que queda muy claro es que él es un criminal. Si fuera candidato perdería unas elecciones porque es el personaje con mayor rechazo en el país. Sin embargo, de cara a unas elecciones generales sí creo que deben participar todos los partidos, todas las corrientes ideológicas, no podemos hacer lo que nos hicieron a nosotros.

Ha dicho que estaría dispuesto a reunirse con Pablo Iglesias, ¿Qué le diría al vicepresidente segundo del gobierno?

Lo primero que haría es presentarle los informes de la ONU donde se presentan las atrocidades que comete Nicolás Maduro. Se debe entender que Maduro es un criminal, es responsable de cometer crímenes de lesa humanidad. Yo estoy dispuesto a reunirme con cualquier persona para llevar estas verdades y es importante que se abran todavía más los ojos sobre lo que está ocurriendo en Venezuela. Nicolás Maduro ha destruido absolutamente todo menos una industria, la única que funciona, a la que le dan financiamiento y apoyan sus aliados internacionales. Me refiero a la industria de la represión que incluye espionaje, encarcelamiento, torturas y asesinatos selectivos. A todo eso es a lo que Maduro invierte los pocos recursos de la nación.

¿Cree que es posible que España lidere un movimiento contra Maduro en Europa teniendo como socio de gobierno a Podemos?

Sí lo creo porque es lo coherente. Porque lo que nosotros estamos pidiendo son elecciones libres y no creo que nadie pueda negarse a unos comicios justos y verificables. Ya España rechazó las elecciones de 2018 y reconoció a Juan Guaidó como presidente interino. España está llamada a liderar la alianza internacional en Europa y ser un eslabón con Latinoamérica. Va más allá de Pedro Sánchez. Los partidos democráticos tienen esa gran oportunidad, independientemente de la posición política debemos estar de acuerdo que lo que necesita Venezuela son unas elecciones.

¿Cómo evalúa la actuación de Josep Borrell al frente de la política exterior de la UE en el caso venezolano?

Está orientado en el sentido correcto que es lograr unas elecciones, pero cuando envió a la comisión a Caracas se encontró con una muralla que es la dictadura y, que al final del día, les cerró la puerta en la cara para organizar un proceso electoral legítimo.

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