Betzy Contreras Castillo sigue aterrada. Tiene aún fresca en su memoria el momento en el que el pasado 19 de abril fue retenida a la fuerza por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) cuando protestaba en la carretera Panamericana a la altura de Carrizal, “simplemente estaba manifestando como el resto de los venezolanos por un mejor país”, recuerda.
Su familia pasó largas horas de angustia sin saber dónde se encontraba la joven, madre de un niño. “me encontraba protestando de manera cívica y pacífica al igual que muchos de los habitantes del sector, era insostenible las constantes violación de los derechos. Colinas de Carrizal se había convertido en un lugar donde constantemente hacían detenciones arbitrarias”.
“Aún tengo la imagen viva de algunos de los jóvenes que con vehemencia, coraje y brío protestábamos ese 19 de abril, nos encontrábamos en la Panamericana a la altura del Centro Comercial La Cascada, aproximadamente a las tres de la tarde, y prácticamente sin darnos cuenta, empezaron a llegar tanquetas de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), no recuerdo el número de unidades que había, solo recuerdo las numerosas detonaciones que hacían al llegar”, reseña.
Aunque mucho de los jóvenes hicieron frente a los uniformados, Betzy temiendo por su integridad y en vista de los sucesos que habían acontecido días antes, decidió correr a su vivienda que quedaba aproximadamente a 100 metros de donde se encontraba protestando.
“El despliegue de funcionarios era desmesurado, exagerado para la cantidad de personas que nos encontrábamos protestando, junto a ellos comenzaron a llegar motos de los mismos funcionarios y empezaron a arremeter contra las personas que nos encontrábamos huyendo de aquella situación”, recordó la joven.
-No entendía que estaba sucediendo, todo paso muy rápido, entre tanto revuelo fui empujada por dos hombres que portaban el uniforme de las fuerzas armadas, arremetieron contra mí, y contra todo aquel que encontraban en la calle de manera violenta y sin contemplaciones. Fui golpeada de manera brutal, no tuve oportunidad de defenderme, nos amarraron y nos lanzaron en una camioneta pickup, nos taparon el rostro y después de aquella golpiza nos lanzaron una bomba lacrimógena dentro del carro.
-Las personas detenidas nos estábamos ahogando y dando gritos de auxilio para que nos pudieran sacar de aquel calvario. Perdí el conocimiento, no sé por cuanto tiempo, cuando volví en sí, no sabía dónde estaba, solo recuerdo sus voces gritándonos, burlándose de nosotros de manera cruel y sarcástica.
Betzy narra que fue golpeada y que les gritaban “con las pocas fuerzas que tenía” que por favor no la lastimaran, que tenía un hijo pequeño y que tenía derecho a hablar con un abogado y sin embargo, a ellos no les importaba, “fue una experiencia traumática, fui víctima de fuertes golpes”.
“Al poco tiempo brotó de mi la leche materna y fue lo que hizo entrar en razón a mis captores, fue una muestra de que estaba amamantando a un niño pequeño, en algún momento se apiadaron de mí y dejaron de golpearme y me dieron un poco de agua. Para ese momento no tenía noción del tiempo pero seguían atacando con terror psicológico, diciéndonos que nos harían desaparecer y nunca más volveríamos a ver a nuestras familias, al mismo tiempo que decían que nos pudriríamos en el lugar en el que nos tenían encerrados”, narró.
A Betzy, al igual que otro grupo de vecinos, la soltaron dos días después de su detención, “algo que supe al momento de mi salida, estábamos detenidos en la Cárcel de Ramo Verde, mi liberación se dio sin el regreso de mis pertenencias, pero para tal momento no era lo que más me importaba, lo que más deseaba era estar junto a mi hijo y familiares nuevamente”.
