Los perros tienen memoria a largo plazo y en ella los que somos sus tutores ocupamos emocionalmente un lugar muy importante que no admite ni permite olvidos.
Los perros son animales ideales para generar un vínculo duradero en el tiempo. Un perro no olvida a su tutor, pero ¿cuánto dura el recuerdo de ese concepto en un perro?
Los perros tienen una memoria a largo plazo y otra a corto plazo y una poderosa memoria asociativa, más potente que su propia capacidad de retención en sí misma.
La memoria a corto plazo sería la también llamada memoria de trabajo, algo parecido a la memoria RAM de las computadoras, y también una memoria a largo plazo, homologable al disco duro de las computadoras.
Por lo tanto, los perros tienen una memoria, con algunas diferencias con la humana, siendo la memoria asociativa la más poderosa y frecuente en ellos. En ese sentido, hay cosas que son imposibles de olvidar para ellos entre los que estamos nosotros sus tutores.
La memoria a largo plazo es muy poco usada por los perros, ya que su memoria es principalmente asociativa y se basa en los momentos y las vivencias de su presente.
En otras palabras, los perros no viven en el pasado, ni de recuerdos lejanos, sino que para ellos existe fundamentalmente el presente.
Su memoria a largo plazo, se vincula con recuerdos muy significativos, emocionalmente, de algunos hechos vividos. Esto queda claro al observar que los perros reaccionan positivamente cuando se reencuentran con animales con los que han convivido tiempo atrás o de forma muy especial, cuando lo hacen con antiguos tutores.
Como los perros no tienden a pensar en el pasado, si recuerdan a un tutor que ya no está presente en su vida seguramente lo harán por asociación emotiva puntual, más que por una decisión propia.
Los perros no viven su vida como nosotros, si no que viven el momento. Tiene la capacidad de aprender a vivir todos los días con lo que cuentan para ello.
Recuerdan a sus tutores a través de su capacidad sensorial, asociando el olor de algo relacionado con las experiencias que hayan tenido juntos. En el momento de esa asociación aparece, en su mente la percepción simbólica del tutor.
Esto explica como un perro puede llegar a vivir el duelo por la pérdida de su tutor. El vínculo que se llega a establecer entre perro y tutor es muy profundo y no es raro que los animales también experimenten su propio duelo ante la desaparición definitiva de ese vínculo.
Los perros interpretan lo que sucede a través de la información que recogen de las personas, leyendo el lenguaje corporal y aunque no hayan presenciado el momento del fallecimiento o no lo entiendan como tal, perciben que la familia sufre, que el tutor no está más y esa ausencia genera un dolor que impacta profundamente en ellos.
Por otra parte, los perros son expertos en adaptarse a las circunstancias, pudiendo acostumbrarse a vivir sin ese vínculo tan importante para su vida, pero siempre compensándolo con otra relación que pueda ocuparse de sus necesidades y su bienestar.