La ONU alerta de un aumento de las denuncias por violencia sexual durante el conflicto. La ONG La Strada cree que son solo la punta del iceberg. Las autoridades de Kiev tienen detenidos a tres soldados rusos por abusos sexuales.
“Los militares llegaron al sótano en el que había mayoritariamente mujeres y niñas. Dijeron a las presentes que eligieran entre ellas a dos para ser violadas”, cuenta Alona Krivuliak, de 32 años, que lleva semanas escuchando el horror de las víctimas de abusos sexuales como trabajadora de la organización La Strada. La escena ocurrió en Bucha, a las afueras de Kiev, durante el mes en el que esta localidad permaneció en manos de las tropas rusas. Las denuncias por violencia sexual como arma de guerra, uno de los horrores del conflicto en Ucrania, están aumentando, según la ONU.
El peso del estigma y del tabú son, sin embargo, un muro que han de superar los investigadores para avanzar sin que las víctimas rememoren el calvario sufrido. Algunas no son capaces de hablar, otras están embarazadas y algunas, muertas. El repliegue de los alrededores de Kiev de los militares rusos a primeros de abril destapó cientos de asesinatos, torturas y violaciones que están siendo documentados para dibujar el mapa de los crímenes de guerra del Ejército de Rusia en Ucrania. Pero el hecho de que un 20% del territorio ucranio esté bajo control de Moscú impide conocer la verdadera dimensión de lo ocurrido y de lo que está ocurriendo. Ya hay abiertos 80 procesos, según la fiscal general, Irina Venediktova.
“Es un asunto complicado porque las víctimas no quieren hablar”, reconoce la viceministra del Interior, Katerina Pavlichenko, refiriéndose a los abusos sexuales. Desde mediados de abril hay grupos móviles de agentes que peinan junto con psicólogos las zonas liberadas de la ocupación rusa para tratar de recabar testimonios y pruebas. La Policía ha recibido medio centenar de denuncias por violencia sexual y ya se han abierto 16 investigaciones de carácter penal por abusos cometidos por militares rusos, explicó el viernes pasado Pavlichenko durante una comparecencia en la capital.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) había recibido hasta el 3 de junio informes de 124 presuntos abusos sexuales en Ucrania relacionados con el conflicto. Tres militares rusos están detenidos y acusados de esos delitos en las regiones de Kiev y Chernihiv, según la viceministra ucrania. A ello se une la denuncia hecha por las autoridades de Kiev del intento de eliminar pruebas por parte del Ejército ruso, quemando incluso los cadáveres de las víctimas. Así lo ha alertado Pavlichenko y recordado el representante de Ucrania ante la ONU, Serhii Kislitsia, este lunes durante una reunión del Consejo de Seguridad.
Diecinueve de los 20 casos en manos de la organización La Strada son violaciones en grupo y dos de las víctimas, menores de edad, detalla Alona Krivuliak, responsable a nivel nacional de la línea telefónica de esa ONG. Cree que esa veintena de casos es solo la punta de iceberg de una realidad que sigue teniendo lugar en las zonas bajo dominio ruso. Únicamente en uno de los casos la víctima de los abusos fue un hombre, pero se trata de un caso “durísimo” que no hay que perder de vista, alerta. No puede salir del país porque la ley marcial lo impide a los varones entre 18 y 60 años. “Es un chico joven que perdió a su novia y a sus padres (durante la ocupación) y después fue repetidamente violado. Es muy difícil que pueda recibir ayuda o encuentre consuelo. El suyo es un tabú mayor que el de las mujeres. La gente pronto piensa en el estereotipo LGTBI y hasta lo pueden señalar como culpable”, señala.
Krivuliak lleva una década escuchando a víctimas de violencia machista. Su perfil y experiencia han tenido que adaptarse deprisa y corriendo para dar apoyo no solo a las investigaciones criminales, sino también a todas las víctimas. Entre ellas están también los familiares, vecinos y todos los que presenciaron esos abusos, incluido un niño de tres años.
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