En otro momento las atípicas lluvias que se vienen registrando en los Altos Mirandinos desde el fin de semana serían motivo de alarma por el peligro que representa en zonas de riesgo, sin embargo es motivo de agradecimiento: proveen agua a cientos de familia.
«Estamos en plena Semana Santa, en medio del peor momento de la pandemia por Covid-19, y Dios nos envía agua», reseña Olga Briceño, vecina del sector El Nacional quien lleva pipotes y tambores con agua que recoge del cielo.
Al igual que miles de familia, los Briceños ubican recipientes en las canaletas del techo para almacenar hasta la «última gota» que escurre producto de las leves pero constantes lluvias.
«Todos sabemos que estamos en la época del año más seca, siempre la semana mayor es sinónimo de calor, incendio forestales y humo, este año es todo lo contrario», agrega Emilia Mujica, quien también agradece al cielo «el milagro».
Recuerdan que uno de los protocolos de bioseguridad para mantener a raya el virus es la higiene, lavar las manos y mantener aseado el hogar, «sin agua es imposible, cada día es peor la situación de la pandemia en Guaicaipuro, por eso que llueva es una bendición».
En las últimas semanas se han registrado protestas en los Altos Mirandinos por fallas en la distribución del servicio. Para quienes viven en casa la lluvia representa un «alivio» que no es muy accesible para quienes viven en apartamentos.
Redacción El Tequeño