Desde hace dos años las fallas en el suministro de gasolina son recurrentes en el país que tiene las mayores reservas petroleras del mundo. La desinversión, el desplome de la producción y los coletazos de las sanciones internacionales han acentuado un problema que fue advertido por muchos expertos años atrás, cuando la politización de la industria petrolera ya presagiaba lo que estaba por ocurrir en Venezuela. Sin embargo, Nicolás Maduro ha hecho esfuerzos por evitar que la escasez sea visible en la capital, lo que ayuda a disimular la crisis. Pero ya no puede seguir escondiéndola.
Las colas en las gasolineras comienzan a observarse en Caracas / Foto: Twitter
La tarea se le ha hecho cuesta arriba en los últimos meses tras la vuelta de tuerca -en agosto- de las medidas de Washington contra el régimen, razón por la cual el permanente racionamiento de combustibles que se vive a diario en el interior del país comenzó a acercarse a las zonas menos afectadas de la región central y capital.
En los últimos días las colas en las estaciones de servicio comienzan a observarse en Caracas, donde algunas gasolineras cierran porque se agotan sus existencias y las que operan ofrecen un solo tipo de combustible porque han fallado los despachos.
Rafael Lacava, gobernador del estado Carabobo, una de las entidades centrales que en días recientes ha tenido una severa escasez de gasolina, señaló que las fallas se deben a un retraso en la descarga en muelles de solventes para la producción de gasolina. “No hay nada de qué preocuparse, es la información que nos dio la gente de comercio y suministro de Petróleos de Venezuela”, aseguró.
Sin embargo, los trabajadores de PDVSA no comparten esta opinión. Iván Freites, líder sindical de la industria petrolera, señaló que esta semana en 18 de los 23 estados del país hay escasez de gasolina, gasoil y gas.
La verdad es que la producción de gasolina en Venezuela es precaria. El Complejo refinador de Paraguaná, que es el principal del país, operaba a 11% de su capacidad. El resto del sistema, en peores condiciones, está prácticamente inoperativo.
Precisamente por ello la poca gasolina de bajo octanaje que se estaba produciendo en el país ya no se procesa, por lo que desde hace un par de meses no se cuenta con esos suministros.
El mercado interno se sostiene gracias al combustible que se importa en medio de la precariedad de ingresos que afronta la nación y de las restricciones de las sanciones internacionales. Según un reporte reciente de Argus, Venezuela importa alrededor de 60.000 barriles diarios de gasolina para atender sus necesidades. Los aliados de Rusia, India, España y China, a través de complejas operaciones, son los que hacen posible este goteo de combustible.
Sin embargo, Maduro redirige una parte de ese combustible a La Habana para impedir el colapso energético de la isla. De hecho, según señaló Freites, el régimen de Maduro despachó este 5 de diciembre un buque a Cuba con 50.000 barriles de gasolina y 140.000 barriles de gasoil en medio de la crisis de abastecimiento nacional.
Así, las importaciones que llegan no son suficientes para atender a los venezolanos. Se calcula que sólo satisfacen alrededor de 50% de la demanda nacional, por eso en el interior del país los ciudadanos hacen colas de días para surtirse de gasolina debido al férreo racionamiento impuesto, mientras Maduro privilegia los despachos a los estados centrales y Caracas.
Las cifras de Argus señalan que en octubre Caracas recibía unos 35.000 barriles diarios mientras que una cantidad similar se repartía al resto de Venezuela. Sin embargo, en los últimos días la escasez se ha agudizado a tal punto que hasta en Caracas es evidente.
Tal como señaló Lacava hay cargas en puerto. La información que manejan los trabajadores petroleros es que gracias a estos suministros Amuay dispondrá de insumos para retomar su precaria producción, pero el volumen a procesar es bajo, por lo que quizá sólo Caracas sienta algún alivio. La llegada de nuevos cargueros podría mejorar la situación en las próximas semanas.