La Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos contabiliza 1.842 civiles muertos en Ucrania desde el inicio de la invasión de Putin. De esta cifra, 150 son niños.
De acuerdo al organismo, 2.943 personas han resultado heridas, la mayoría de ellas fueron alcanzadas por explosivos.
Entre los heridos unos 250 son menores, según Naciones Unidas, que está haciendo un conteo propio de las víctimas civiles de la guerra lanzada por Rusia el pasado 24 de febrero, aunque reconoce que sus datos están muy por debajo de la realidad.
El pasado 21 de febrero, Vladimir Putin reconoció a Donetsk y Lugansk como repúblicas independientes. Estos territorios, mayoritariamente rusoparlantes, son considerados como ucranianos por parte de Kiev y gran parte de la comunidad internacional, sin embargo, Rusia ha esgrimidos argumentos históricos para calificarlos como naciones autónomas.
La crisis entre ambos países empeoró, tras la orden del Kremlin de invadir esa zona, con la intención de «pacificar y mantener la paz».
Tres días después, inicio de la operación militar con la excusa de «proteger» a la población rusa en esas regiones controladas desde 2014 por las milicias separatistas prorrusas apoyadas por Moscú.