Más de 60 horas en cola se calan conductores para echar gasolina en La Auxiliadora

Redaccion El Tequeno

Adriana cumplía la mañana de este viernes 60 horas en la cola para cargar combustible en la carretera Panamericana. Comenzó su calvario el pasado martes en horas de la tarde, espera tener la fortuna de llenar su tanque hoy.
Su pequeño carro, un chery Arauca, se ha convertido en su casa durante tres días y dos noche, sus compañeros de cola en sus vecinos, con quienes además de café comparte largas charlas.
Duerme en los asientos traseros algunas horas al caer la madrugada. Tiene provisiones suficientes como café, galletas, agua fría y empanadas que le trajo su hermana. 
«Llegué el martes, se que – por el sistema ‘pico y placa’ – me toca hoy viernes, así que tenía claro que tendría que calarme más de 60 horas aquí», reseña visiblemente resignada.
Quienes tienen camionetas se les hace un poco más cómodo, «tienen espacio suficiente para colocar colchonetas y poder dormir mejor», sentencia mientras cita la experiencia de un vecino. 


Para poder ir a casa a comer y ducharse, Adriana cuenta con su hermana, quien en la tarde del jueves – segundo día en cola – la reemplazó durante un par de horas. 
«Cuando llegué a principio de semana era la número 32 para echar gasolina el viernes, hoy ya soy la 82, la cantidad de gente que paga por un puesto o se colea es grande», explica.
La Guardia Nacional Bolivariana (GNB) es la encargada del orden en la estación de servicio La Auxiliadora. El procedimiento diario es siempre el mismo: tras inspeccionar la larga fila, que muchas veces llega hasta el vecino municipio de Carrizal, proceden a enumerar los carros.
Con pocas excepciones, surten a sólo 150 vehículos diarios. Generalmente no solicitan salvoconducto a quienes hacen la interminable fila, aunque la mayoría carga uno bajo el brazo.
«Los que tienen salvoconducto como médicos, bomberos, policías, funcionarios en general, les cargan primero, evidentemente ellos no puede hacer una cola de tres días», reseña un trabajador de la bomba.
Tanto Adriana como el resto de quienes la mañana de este viernes permanecian en la Panamericana, guardan la esperanza que la situación se estabilice y vuelvan a surtir las estaciones con suficiente combustible como para que se acaben las colas. 
Daniel Murolo

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