Pasará a la historia como Meghan, la ausente. Y es que Meghan Markle no asistirá finalmente a la coronación de Carlos III. El Palacio de Buckingham anunciaba esta semana que el príncipe Harry estará presente el próximo 6 de mayo en la Abadía de Westminster. Sin embargo, la duquesa de Sussex y sus hijos –el príncipe Archie y la princesa Lilibet– se quedarán en California. Lo de los títulos es algo en lo que ellos insisten mucho.
Porque una cosa es cortar los vínculos con la Familia Real y otra muy distinta es dejar pasar la ocasión de que sus hijos, nietos del monarca, se conviertan en príncipes. Lo cierto es que la pareja de Montecito sabía desde hace meses que ella y los niños no iban a viajar a Londres. Pero han querido esperar a realizar el anuncio cuando apenas quedan dos semanas y mantener el control.
Son muchas las teorías que se barajan sobre la comentada ausencia de la que fuera actriz. En la polémica entrevista con Oprah Winfrey –la misma en la que se acusó de racismo a la Familia Real– aseguró que «el título más importante» que jamás tendría «es el de mamá». Por lo tanto, algunos consideran que no se habría sentido cómoda perdiéndose el cuarto cumpleaños de su hijo mayor.
Pero esto cae por su propio peso ya que los niños podrían haber tenido perfectamente un papel en la ceremonia de Coronación. Los propios nietos de Camilla –que no comparten sangre real con Carlos III– van a estar como pajes, así que la ausencia de los hijos de Harry no se entiende mucho.
Los defensores de los Sussex–que todavía los hay– aseguran que la decisión se ha tomado para no «eclipsar» lo que Harry describió como el día más importante en la vida de su padre. Como ha demostrado la historia real reciente, los Sussex solo tocaban a regañadientes el segundo violín cuando la reina Isabel II dirigía la orquesta. Pero ahora es Carlos III quien tiene la batuta.
Durante las celebraciones de junio para marcar los 70 años de trono de la soberana, a los Sussex solo se les vio –en fila secundaria– en la misa de la Catedral de St. Paul. La ya mítica aparición con William y Kate fue de lo más forzada. La relación entre hermanos –ya no decir cuñadas– era inexistente y con el estreno del documental y las memorias de Harry a principios de año se mató cualquier esperanza de reconciliación. Aunque, por otra parte, siempre se ha sabido que una ausencia en sí misma puede convertirse en la mejor estrategia de márketing.
