Un día me encontré en un momento de mi vida donde todo era confuso. Me sentía incómoda e inconforme conmigo.
A pesar de tenerlo todo, no lograba sentirme feliz. La pregunta era ¿Por qué?.
Buscando respuestas, encontré la propuesta de unos amigos de comenzar a estudiar coaching, y aunque no conocía muy bien de que trataba, me atreví.
Para ser coach ontológico, que es mi especialidad, es una exigencia trabajar primero en tus procesos personales. ¿Cómo ayudarías a otros si tú no haz sanado aún?
Fueron dos años de trabajo personal muy profundo, pero de un gran aprendizaje de mi persona y de cómo ayudar a otros a transitar un camino para su bienestar y el logro de sus objetivos.
Te mencionaré algunas de las cosas para las que sirve el coaching: Generar aprendizajes que te permitan llegar a ser la persona que quieres ser.Mejorar tus relaciones interpersonales.
Tener conversaciones productivas y que te llevan a lograr acuerdos. Aprender a diferenciar entre las cosas que son viables de lograr y cuáles no.
Entender que hay cosas que no dependen de ti y encontrar tu propia motivación.
Un coach, es una persona que te guía, que te acompaña a transitar tu proceso personal. Metafóricamente, te presta sus ojos para ayudarte a ver aquellas cosas que son un punto ciego para ti. Busca ayudarte a entender de donde vienen tus limitaciones y abre espacios de reflexión para impulsarte avanzar.
Para mi ser coach es mi misión, es mi pasión, porque es la manera que tengo de ayudar a otros a descubrir su potencial. Es agradecer desde mi corazón la confianza que me dan las personas para acompañarlas, es una inmensa satisfacción y alegría al ver sus cambios y a superar sus limitaciones.
Ser coach, para mí, es una de las manera en que le devuelvo al mundo sus bendiciones.