La inestabilidad económica en Venezuela, marcada por un periodo de hiperinflación que duró cuatro años, obligó a que a la fecha se cuenten más de siete millones de migrantes. De ese número, 171.050 vive en Argentina según las cifras de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (R4V).
Los años más duros de la hiperinflación venezolana empezaron en 2017. Sin embargo, en 2014 la escasez de medicamentos y alimentos marcó un hito que abonó el terreno para el éxodo masivo.
La carestía y variación constante de los precios recordaban a la Argentina de principios de los 90, en la que el costo de los productos no era el mismo en cuestión de horas.
Hoy, quienes han migrado a ese país, sienten que a pesar de los pronósticos económicos, con una inflación interanual de 100 por ciento hasta el pasado mes, la “experiencia” venezolana los ha hecho precavidos y creen que no se compara con lo vivido en el país vecino.
“El proceso inflacionario en Argentina es incomparable con la crisis que yo viví en Venezuela”, dijo a EL TIEMPO, Laura Gutiérrez, una joven que migró desde Caracas en el año 2018 y que asegura que el nivel económico que ha logrado en Buenos Aires no se acerca a la manera en cómo vivía en su país.
“El dólar en 2018 estaba en 18 pesos y ahora en marzo de 2023 está a 378. Podría sonar y es alarmante pero cuando vienes de una situación tan extrema como la que vivimos todos los que trabajamos y vivimos en Venezuela no es comparable”, insiste Gutiérrez, quien en Venezuela era músico y periodista.
En primer momento no pensó en salir de Venezuela, “a pesar de la situación, estaba resistiendo”, dice a este diario.
Sobre el tema económico, Cásseres recuerda el impacto inflacionario cuando vivía en Caracas y lo difícil que era manejar dos monedas, dólares y bolívares. Ahora como migrante insiste en que nadie quiere repetir una situación similar.
“Gracias a la nefasta experiencia de Venezuela lo voy llevando con bastante planificación, conciencia, y responsabilidad. Igual a veces eso no basta pues se siente la inflación cada vez que se va a comprar”, narra Cásseres, quien también hace postres y relata que una canasta de huevos costaba en diciembre 800 pesos y ahora se encuentran por 1.100 pesos.