El pasado domingo, 13 de agosto, fueron las elecciones primarias de Argentina que definieron a los tres candidatos que participaran en las presidenciales a celebrarse entre octubre y noviembre de este año.
Javier Milei, del grupo político ultraderechista “La Libertad Avanzada”, fue uno de los candidatos favorecidos, obteniendo un 30,14% de los votos. Por otra parte, Patricia Bullrich, heredera del “macrismo” por el partido de centroderecha “Juntos por el Cambio”, conquistó 28,27% del respaldo. Por último, la coalición de izquierda “Unión por la Patria” representante del “peronismo”, con Sergio Massa a la cabeza, obtuvo 27,19% de apoyo.
En la Argentina de hoy, en manos de la izquierda y atravesando una de las más graves crisis económicas de su historia, no era de extrañarse que los movimientos de derecha capitalizaran la simpatía de la mayoría de los votantes, pero lo que resulta sorprendente es que el discurso ultraconservador de Milei, quien suscribe posiciones internacionales como las de Donald Trump y Jair Bolsoraro, sea el favorito en este primer pulso electoral.
El peligroso péndulo político entre la izquierda y la derecha radicales, que parecía haberse extinguido a finales de la década de los 80 con la Perestroika y la caída del Muro de Berlín, comenzó a emerger en los últimos años a nivel mundial tras las pésimas gestiones económicas de los gobiernos que suscriben posiciones más de centro.
Cada vez toman más espacio político en el mundo las posiciones extremas, llenas de promesas vacuas que ofrecen soluciones mágicas a los problemas económicos y sociales que viven los menos favorecidos. El juego con la esperanza y el engaño descarado de los políticos a los votantes, con medidas económicas imposibles de implantar, hace que la gente se incline por un lado u otro de la balanza al momento de elegir a ver si sus penurias encuentran soluciones, aunque sean parciales y de corto plazo.
Además de las posturas y las falsas ofertas radicales y populistas con olor a izquierda o a derecha, la exposición mediática con tinte actoral de los políticos se ha hecho del gusto de la gente que ven con buenos ojos a cualquier candidato que baile en Tiktok o que salga insultando con el peor de los lenguajes en cualquier otra red social.
Esta extraña combinación de exacerbada demagogia radical, lenguaje incendiario y el actuar como lo marcan las tendencias del show business es lo que hoy encanta a los votantes, y los políticos, con muy pocos escrúpulos, se prestan a ello engañando a la gente, sin ningún tipo de reparos con la sola intención de hacerse del poder.
Basta ver la campaña de Trump o la del mismo Milei para tener buenas muestras de lo que refiero.
¿Quién es Milei?
Javier Milei es un economista porteño de origen privilegiado que a lo largo de su vida ha defendido la postura de los principales teóricos neoliberales de las escuelas económicas austriaca y americana: Friedrich von Hayek y Milton Friedman.
Antes de comenzar su actividad política, Milei hizo una dilatada carrera mediática. Después de un tiempo como columnista de diferentes medios de prensa, desde el 2014 apareció recurrentemente en entrevistas de televisión y radio como referente de opinión económica y de entorno.
Entre 2017 y 2022 se hizo anfitrión de un programa de radio propio llamado “Demoliendo Mitos”, con el que conquistó una nutrida audiencia, y desde 2022 inició espacios de televisión online y en diferentes redes sociales como “Cátedra Libre”, “El Peluca Milei” y “Milei Presidente” con más de tres millones de suscriptores. En 2018 incursionó en la actuación protagonizando su primera obra de teatro: “El Consultorio de Milei”.
Hoy en día, este economista mediático es una de las 100 personas más influyentes de Argentina, tras un breve tránsito por el Partido Libertario con el que obtuvo un escaño como diputado por Buenos Aires en el Congreso Nacional en 2021. Poco tiempo después funda su propio partido político para lanzarse a las elecciones presidenciales de este año.
En cada uno de los espacios públicos donde aparece, lo caracteriza su verbo encendido y su forma agresiva de debate, con groserías, improperios e insultos a sus contrincantes políticos y a todo el que disienta de su pensar.
Expone sin tapujos una posición antiaborto, anti educación sexual y en pro del libre uso de armas, así como niega la existencia del calentamiento global, reconociendo como inspiración política las imágenes de Trump, Bolsonaro y el pensamiento español de Vox. Esta aparente postura ultraconservadora, contrasta con su convicción personal contra el matrimonio como institución y a favor de las uniones del mismo sexo y de la homosexualidad como elección individual.
Aunque algo inconsistente en sus posturas políticas, sus convicciones en lo económico hablan del libre mercado, el no proteccionismo estatal, el uso de los criptoactivos, la eliminación del Banco Central, la dolarización y la privatización de las empresas públicas, entre otras, como salidas a la crisis económica que vive la Argentina.
Milei, una suerte de caricatura sureña despeinada de Donald Trump, Jair Bolsonaro, Nayib Bukele y Santiago Abascal, tiene altísimas posibilidades de ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales argentinas con una oferta electoral que difícilmente podrá sacar a ese país y a su gente de las penurias que vive.
Con ello, no estoy diciendo que los otros candidatos detenten mejores ofertas electorales ya que la crisis que vive el país austral, al igual que otros países latinoamericanos, y la misma España, responde a problemas estructurales que difícilmente pueden ser subsanadas en un corto plazo, lleno de palabras y exposición mediática.
Oscar Doval | @OscarDoval_
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