“Si han tenido éxito y se han enriquecido aquí, esperamos que se queden y sigan participando en la sociedad noruega”, insistió el secretario de Estado del Ministerio de Hacienda Erlend Grimstad.
Más de una treintena de multimillonarios noruegos abandonaron el país en 2022 después de que el Gobierno aumentara el impuesto sobre el patrimonio al 1,1 %, informa The Guardian, que recoge los datos de una investigación del diario Dagens Naeringsliv.
El número de ricos que decidieron mudarse es mayor que en los últimos 13 años juntos. Por ejemplo, el magnate industrial Kjell Inge Røkke, el cuarto noruego más rico, con una fortuna estimada en 19.600 millones de coronas noruegas (más de 1.800 millones de dólares), se ha trasladado a Suiza. Se estima que su decisión le costará a Noruega unos 175 millones de coronas noruegas (unos 16,6 millones de dólares) en ingresos fiscales perdidos al año.
“No tengo otra opción”
Tord Ueland Kolstad, inversor inmobiliario y salmonero, con una fortuna de unos 1.500 millones de coronas noruegas (142,5 millones de dólares), también ha decidido poner rumbo a Suiza. “Esto no era lo que yo quería, pero el endurecimiento y el aumento de las normas fiscales del Gobierno actual significa que yo, como fundador y propietario responsable, no tengo otra opción“, declaró.
“Lamentablemente, ésta es la realidad de la política fiscal actual. Es injustificable imponer tales costes a la empresa cuando se quieren crear nuevos puestos de trabajo”, explica.
Actualmente, las fortunas del país escandinavo se enfrentan a impuestos sobre el patrimonio tanto a nivel local como estatal. En noviembre, el Gobierno elevó el tipo estatal al 0,4% para los activos superiores a 20 millones de coronas noruegas en el caso de particulares, y a 40 millones para las parejas. Así, el tipo máximo del impuesto sobre el patrimonio de las personas más ricas del país se situó en el 1,1 %, teniendo en cuenta un impuesto adicional municipal del 0,7 %.
“Tienen capacidad, deben pagar más”
Ole Gjems-Onstad, catedrático emérito de la Escuela de Negocios noruega, estimó que las personas que habían abandonado el país poseían una fortuna conjunta de al menos 600.000 millones de coronas noruegas (unos 57.000 millones de dólares).
“En mi opinión, es un poco como el Brexit. Noruega no tiene una gran tradición de autolesión, y la avalancha de empresarios que se marchan al extranjero ha supuesto una especie de ‘shock’“, dijo.
Erlend Grimstad, secretario de Estado del Ministerio de Hacienda, declaró a The Guardian que esperaba que los noruegos ricos volvieran “con el tiempo”.
“Si han tenido éxito y se han enriquecido en Noruega, esperamos que se queden y sigan participando en la sociedad noruega”, insistió. “El modelo en Noruega es que todo el mundo debe contribuir en función de su capacidad y, por lo tanto, los que tienen una mayor capacidad para pagar impuestos, deben pagar un poco más”, explicó.