Los juegos del Mundial de Fútbol 2030 se celebrarán en seis países diferentes de tres continentes y con una participación de 48 equipos. La decisión de la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (Fifa) sorprendió a los fanáticos y a los propios países organizadores, pero los expertos climáticos fueron quienes más escépticos se mostraron con este nuevo plan para el torneo.
La Fifa planteó que un conjunto de tres partidos iniciales se jugarán en Uruguay, Argentina y Paraguay, como parte de la celebración centenaria de la primera Copa del Mundo realizada en Montevideo en 1930. Mientras que el resto de la Copa del Mundo masculina de fútbol se repartirá entre España, Portugal y Marruecos.
Estas seis sedes suponen, de entrada, un mayor número de desplazamientos aéreos entre jugadores, equipos técnicos y fanáticos de este deporte.
“Esperamos que la Fifa actúe con responsabilidad en medio de la emergencia climática que perjudica a futbolistas y aficionados de todo el mundo. Necesitamos reducir urgentemente las emisiones. Un torneo en 3 continentes, en 6 países y con 48 equipos demuestra que la Fifa sigue moviéndose en la dirección equivocada”, aseguró Frank Huisingh, fundador de Fútbol Libre de Combustibles Fósiles (Fossil Free Football, por su nombre en inglés), en un comunicado publicado en su web.
Desde la Asociación de Fútbol Libre de Combustibles Fósiles se cuestiona que el Mundial de Fútbol 2030 impulsará las emisiones de gases de efecto invernadero con una mayor cantidad de viajes aéreos, que son justo uno de los factores que impulsa la huella ambiental del fútbol internacional.
“Para los aficionados que siguen a sus selecciones nacionales podría suponer viajes, de ida y vuelta, de más de 20.000 kilómetros”, apuntó la organización ambientalista.
Este factor de los viajes aéreos, de hecho, avanza en contravía al Mundial Qatar 2022 que se realizó en un solo país y con distancias muy cortas para recorrer entre los diferentes estadios.
¿Jugar con más de 32 °C?
Otro grupo de expertos climáticos también se mostró escéptico de las condiciones que tendrán los jugadores masculinos y los fanáticos para disfrutar del Mundial de Fútbol 2030 con las temperaturas que se esperan para el verano europeo y africano para ese año.
En España, por ejemplo, durante julio pasado se alcanzaron unas máximas de 39 °C en ciudades como Madrid y se completaron 24 días con olas de calor. La proyección es que estas temperaturas no se suavicen para el verano de 2030 y que esto comprometa la actuación de los jugadores y el disfrute de los aficionados presentes en los estadios.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) resaltó que la práctica de cualquier deporte debe hacerse por debajo de los 32 °C, para evitar que las altas temperaturas comprometan los sistemas cardíacos, respiratorios y metabólicos de los jugadores. Al igual que para disminuir su exposición a los rayos ultravioletas del sol.
Los fanáticos del fútbol tampoco escapan a las consecuencias de las altas temperaturas. Su exposición a estas condiciones puede desencadenar una mayor cantidad de cuadros de deshidratación y golpes de calor entre los asistentes a los estadios.
Hasta ahora se desconoce si las federaciones de fútbol consideraron el impacto de las altas temperaturas en España, Portugal y Marruecos para proponer un cambio en los horarios de los juegos o en las fechas del torneo, como ya se hizo para Qatar 2022 que se jugó entre noviembre y diciembre justo para evadir las temperaturas de más de 50 °C que se dan en el verano de este país.