El líder opositor ruso, Alexéi Navalny, que cumplió recientemente dos años en prisión, fue enviado por espacio de seis meses a una celda especial, donde no están permitidas las visitas, pese a su delicado estado de salud, que le ha hecho perder otros siete kilos.
“Hace ya ocho meses que no recibo visitas y ayer me comunicaron que seré trasladado a una celda especial por el máximo plazo, seis meses. Las visitas allí están prohibidas”, escribió Navalni en su canal de Telegram.
“Incluso los psicópatas y los asesinos en serie que cumplen cadena perpetua tienen derecho a visita. Yo no”, denunció Navalni.
Su abogado, Vadim Kobzev, acusó a las autoridades penitenciarias rusas de tener “una clara estrategia de destruir la salud de Navalny por todas las fuerzas y medios a su alcance”.
Recordó que debido a que le diagnosticaron una dosis excesiva de antibióticos, ahora sufre fuertes dolores de estómago y ha perdido siete kilos.
“Hoy debería haber salido de su confinamiento y todos esperábamos que le darían al menos dos semanas para recuperarse. Tal grado de arbitrariedad no se atrevería a adoptarla la prisión sin órdenes de Moscú”, comentó.
A mediados de enero Navalny fue examinado por un doctor después de que cientos de médicos denunciaran su precario estado de salud en una carta abierta al presidente, Vladímir Putin.
La pasada semana fue enviado por décimo primera vez a una celda de castigo por mal comportamiento, que sus correligionarios relacionaron con la nominación de un documental sobre su vida a los Oscar.
El opositor, que tiene 46 años y recibió el pasado año el premio Sájarov del Parlamento Europeo, considera que el objetivo de los servicios penitenciarios es que el preso enferme para no tenga más remedio que colaborar.
La Justicia rusa rechazó en noviembre un recurso de los abogados de Navalny y confirmó la condena de nueve años de prisión que le fue impuesta por estafa y desacato.
EFE