El chavismo también ha descuidado las instituciones públicas obligando a los trabajadores a desarrollar sus actividades en ambientes poco adecuados. La Prensa de Lara constato la situación actual de los edificios gubernamentales en la entidad.
La Prensa de Lara | Lorena Rojas
Con fachadas deterioradas, puertas dañadas y sin aire acondicionado están algunas instituciones públicas en Lara, a esto se le suma que sus trabajadores deben hacer de tripas corazón para poder laborar haciendo uso de materiales de reciclaje.
Edificios donde funcionan el Ministerio de Vivienda y Hábitat, Prefectura, Zona Educativa y el Instituto Nacional de Tierras (INTI) lucen acabados, sus paredes agrietadas y techos enmohecidos. Desde el Sindicato de Empleados Públicos del Ejecutivo del estado Lara (Sepeel), aseguran que los recursos no son distribuidos en una balanza, puesto que los «cariñitos» que han llegado son muy pocos.
Julio Marín, presidente de Sepeel, aseguró que aunado a la falta de inversión está la falta de voluntad política, lo que a su juicio obliga a los trabajadores a tener que trabajar sin las condiciones mínimas.
«Sin duda, las instituciones del estado que están más afectadas son las educativas y las de la salud, donde el personal no tiene implementos, pero también se ve el abandono a esos organismos que prestan servicios a la colectividad. Creemos que más que falta de presupuesto, porque no hay recursos, se debe a la falta de voluntad política porque vemos cómo la autoridad del estado idea construcciones que terminan siendo elefantes blancos», denunció Marín.
Y es que los organismos a simple vista exponen el deterioro que padecen. En el caso de la Zona Educativa, lugar donde también funciona la Dirección General Sectorial de Educación, al llegar a la sede se logra ver en una de sus puertas un papel que dice «peligro», la misma se partió desde hace meses.
La falta de mobiliario en las instituciones es otra de las necesidades que presentan, según el sindicato.
«Vemos con preocupación que los trabajadores tienen que laborar sin escritorios, les faltan computadoras y no tienen papelería para elaborar los documentos», dijo Roberth Sánchez, secretario general. Esta realidad también se vive en Morán, donde sólo cumplen con la rehabilitación de una oficina del Saime.