Pocas serán las tradiciones que este 31 de diciembre podrán en práctica los altomirandinos para despedir el año, debido al alto costo de muchas de estas.
«En casa era tradición estrenar ropa interior de color amarilla, este año una pantaleta supera los 5 $, más de un sueldo, es imposible», reseña Rosa Linares, quien en víspera de año nuevo caminaba el bulevar Bermúdez de Los Teques.
Como Rosa, María José Rodríguez recorrió varias tiendas en busca de alguna prenda de vestir barata para ella y su hija. «Antes una se estrenaba hasta las medias, recibir el año con ropa nueva era para llamar la buena suerte, este año ni eso», indicó.
Para poder comprar un par de zapatos, un jeans y un suéter, María tendría que contar con un presupuesto de 60 $ aproximadamente, «ni en sueños, mi sueldo no supera los 4$, soy docente mirandina».
En la cena de María tampoco estarán presentes las uvas, cuyo kilo varía entre los 7 y 10 $, menos las impagables manzanas; «menos hay dinero para lanzar cohetes, la única tradición que haré será comer lentejas y eso porque una vecina hará y me dará un plato», dijo.
Pasear con una maleta por la casa tras las 12 campanadas, ritual para garantizar viajes, tampoco tiene mucho sentido para la mayoría, «primero por la pandemia, los aeropuertos están cerrados y segundo: con qué dinero, si ni para La Guaira se puede bajar con estos sueldos de hambre», reseñó Pedro Blanco.
Lo que no pierden los mirandinos es la esperanza que en 2021 termine la «pesadilla» y los venezolanos recuperan la estabilidad económica, política y social que desde hace años anhelan.
Redacción El Tequeño