Un exclusivo centro de salud y bienestar que promete la recuperación y transformación en diez días, en el que una áurea y gélida y Nicole Kidman actúa como maestra de ceremonias, es el escenario donde transcurre Nine Perfect Strangers, la nueva serie de los creadores de Big Little Lies y The Undoing que se estrena este viernes en Amazon Prime Video.
De nuevo una novela de la autora australiana Liane Moriarty es la base para crear una historia que aspira a convertirse en una de la series del año. Para ello lleva la firma como guionista de David E. Kelley (coescritor esta vez junto con John Henry Butterworth), autor de las adaptaciones de la multipremiada Big Little Lies (ocho premios Emmy y cuatro Globos de Oro) y la alabada The Undoing, ambas protagonizadas por Kidman.
La serie, dirigida por Jonathan Levine, se estrena este mismo miércoles en Estados Unidos en la plataforma Hulu, con la emisión de los tres primeros capítulos. Tras esto, el ritmo de emisión será de un capítulo semanal hasta llegar a los ocho que componen la -hasta ahora única- temporada.
Rodada en Australia, la historia está ambientada en un exclusivo centro de salud y bienestar que promete la recuperación y transformación de los pocos huéspedes que son admitidos, tras haber sido elegidos milimétricamente por la gurú de origen ruso Masha Dmitrichenko, la escalofriante líder de este peculiar lugar de sanación llamado Tranquillum.
Bajo una capa de misticismo celestial, evocada en muchos planos con una luz áurea, Kidman ejerce de súper diosa que todo lo sabe con sus huéspedes. Durante diez días los vigila y les aplica -rozando la ilegalidad- un completo tratamiento que los ayudará a enfrentarse a sus traumas. Porque solo así, a través del dolor y el sufrimiento, se puede alcanzar la curación. «Entréguense a mí», clama.
Los nueve perfectos extraños son nueve personas que han sido elegidas porque sus demonios se complementan. Lidera el grupo la dos veces nominada al Oscar Melissa McCarthy, quien interpreta a Frances Welty, una escritora de novela romántica en crisis que llega a la clínica devastada, con la vergüenza de haber sido estafada recientemente y con su último manuscrito rechazado.
Fracasado también se siente el ex jugador de fútbol americano Tony Hogburn, interpretado por Bobby Cannavale, que se interna en el centro lleno de adicciones y problemas que hacen su vida insostenible.
Michael Shannon (Napoleon Marconi), Asher Keddie (Heather Marconi) y Grace Van Patten (Zoe Marconi) forman una familia herida de clase media, que se han podido permitir el ingreso gracias al gran descuento que Masha les ofrece, y que entran arrastrando una dura pérdida, llenos de heridas abiertas, culpa y arrepentimiento. Pronto se descubrirá que la gurú los eligió porque tiene un plan especial de curación para ellos.
Regina Hall interpreta a Carmel Schneider, una mujer dolida en muchos aspectos que guarda el verdadero motivo de su participación en el tratamiento, mientras que Luke Evans es Lars Lee, un periodista incrédulo que llega con la excusa de hacer una investigación sobre la clínica pero que pronto mostrará detalles de su mochila que también necesita descargar.
Y, por último, está la pareja formada por Melvin Gregg (Ben Chandler) y Samara Weaving (Jessica Chandler), dos jóvenes que acuden a Tranquillum a bordo de su Lamborghini, que representan a los nuevos ricos sometidos a las redes sociales y las apariencias, y que buscan en la clínica una solución a su dañada relación.
Como cómplices de Kidman actúan Yao y Delilah (Manny Jacinto y Tiffany Boone), dos seres que se presentan llenos de paz y calma, pero que pronto mostrarán también que están llenos de secretos. Igual que Masha, quien se presenta como la ex CEO de una multinacional que murió y volvió a renacer, cuya vida también es un constante desenvolver capas.
En una entrevista con el diario australiano The Sun Herald, publicada recientemente, Kidaman asegura que Masha la enamoró desde el primer momento en que leyó el libro. «Me encanta la idea de esta mujer que está total y absolutamente comprometida con la curación de otras personas, y cree verdaderamente, auténticamente, que puede mostrar un camino a través del dolor, el trauma o cualquier cosa».
La actriz australiana de 54 años habla además de la presión que se vivió en el rodaje, que se produjo entre agosto y diciembre del año pasado y fue la primera gran producción que se grabó en Australia tras el confinamiento.
«No creo que nos diéramos cuenta de lo que estábamos haciendo», dice. «Si hubiéramos sabido cuán alto era el riesgo en términos de que todo se cerrara y el proyecto se destruyera, no creo que los financieros hubieran corrido el riesgo, ya que jugábamos a la ruleta rusa», añade Kidman, quien también ejerce como productora del proyecto.
Durante los casi cinco meses que duraron las grabaciones Kidman trabajó y vivió en una «burbuja» en la localidad de Byron Bay, compartiendo casa con varios miembros de su familia.