«No renunciaremos, no queremos bono, no queremos CLAP, queremos sueldos dignos», fue la consigna de los docentes que la mañana de este viernes protestaron en la plaza Andrés Bello de Los Teques.
«Hoy 15 de enero deberíamos estar celebrando la incomparable labor que desempeñamos los profesionales, educadores y pedagogos del país, sin embargo, nuestra realidad actual nos impide celebrar porque vivimos una tragedia que nunca antes vivió el sector educativo en toda su historia, y es que a la fecha, los sueldos y salarios devengados por los trabajadores de la Educación son insignificantes en relación al costo de la vida», reseña el comunicado del Sindicato de Trabajadores de Educación SINDITE.
Aseguran que las prestaciones sociales por antigüedad no representan compensación real, no cuentan con Seguro de Hospitalización, Cirugía y Maternidad, ni con una red pública de salud que sea garantía de seguridad social, «se han violentado todos los contratos colectivos de trabajo, ignorando que los derechos laborales son intangibles, progresivos e irrenunciables».
Agregan que las condiciones de trabajo en las instituciones educativas son inexistentes y carecen de los servicios básicos, bienes muebles, infraestructura, bioseguridad para evitar el Covid-19, recursos tecnológicos, acceso a internet y material requeridos para laborar.
Rene Zapata, secretario de la Federación Venezolana de Maestros FVM Miranda Tuy, reiteró que ante el crítico panorama están cada día más comprometidos con la lucha por rescatar la dignidad de «nuestra ardua y noble labor como formadores de los ciudadanos que requiere la sociedad».
Rodrigo Mujica, docente que participó en la protesta, dijo que es vital concientizar a los estudiantes, padre, madres y representante ante la amenaza que representa el franco deterioro de la calidad educativa que requiere docentes bien remunerados y escuelas dotadas».
En el texto declaran como «enemigos de los trabajadores de la educación a todos aquellos entes y funcionarios públicos que consientes de la realidad que vivimos día a día para sobrevivir se atreven a intentar amedrentar usando medidas coercitivas como expedientes administrativos, suspensión de subsidios alimenticios, ejerciendo acoso laboral, bonificando el salario y violentando los derechos humanos labores de nuestro gremio».
Daniel Murolo