Datos del Banco Central de Venezuela sostienen que el país estuvo 12 meses con inflaciones por debajo de 50 %, pero en la calle este cambio no se percibe demasiado, las razones son varias: bajos salarios, que la inflación sigue siendo la más alta de la región o que el dólar también ha perdido valor.
Técnicamente, Venezuela salió de la hiperinflación en diciembre de 2021. Para medirlo se usa una fórmula a la que los economistas no le tenían tanta fe debido a lo impredecible que pueden ser las decisiones de las autoridades, pero pasado el mes, las cifras del Banco Central de Venezuela (BCV) registran que la nación estuvo 12 meses con tasas de inflación por debajo de 50 %: el país se liberó del ciclo en el que estuvo desde finales de 2017.
En 2021 el país cerró con una inflación de 686 %, la más baja desde 2016, pues en 2017, la inflación se ubicó en 863 %, de acuerdo con datos del BCV.
Pero el fin de la hiperinflación no significa que la población ya no tenga que lidiar con este problema. En la calle, más de dos semanas después del nuevo año, la gente dice que el dinero no le alcanza, que los precios siguen subiendo y que, si bien no lo hicieron de la misma forma que 2018 o 2019, para muchos la economía empeora, al igual que lo poco que ganan para hacerle frente a gastos de transporte, vivienda o alimentos.
Elina Campos es una de esas personas que siente que la economía está peor. “Yo no entiendo, pienso que cada día vamos peor, no veo mejoría en nada y me rinde menos el dinero para lo que voy a comprar”, dice mientras está sentada en la plaza El Venezolano. Para ella, los productos suben cada vez que el dólar cambia de precio.
“Lo que comprabas ayer ya no lo puedes comprar, porque hoy tienen un precio y ya mañana tienen otro. La dolarización la agarraron como el soberano ¿Si aumentas el soberano por qué tienes que aumentar el dólar? No entiendo”, pregunta Elina esperando que algún comerciante o el mismísimo Banco Central aclare sus dudas. La variación del dólar es usada como referencia por los comerciantes y las empresas para fijar precios, pues el bolívar se devaluó tanto que el Gobierno aplicó tres reformas monetarias los últimos 13 años y hoy solo es usado para pagar algún redondeo en las compras.
Para economistas como Steve Hanke, la dolarización en un país que ha pasado por largos periodos en hiperinflación es una respuesta espontánea y necesaria, de lo contrario, como ocurrió en Venezuela, lo exorbitante de las cifras vuelve inmanejables las transacciones. La gente hasta hace nada necesitaba paquetes de billetes en efectivo para cancelar algún bien o ante la ausencia de este aplicó trueques por productos.
El periodo en hiperinflación también coincidió con una aguda escasez de alimentos y productos básicos o con la contracción económica más importante en la historia reciente del país, pues entre 2013 y 2020 el Producto Interno Bruto (PIB) perdió 80 % de su tamaño. Los efectos tardarán años en revertirse, además, se requiere de un aumento sostenido y casi extraordinario de la producción petrolera, así como de la recuperación de sectores clave como la manufactura o la construcción.
Jesús López camina por el Bulevar de Sabana Grande mientras busca trabajo, esta semana recibió una buena noticia, así que cree que podrá solventar algunos gastos, aunque no deja de considerar que quizá no le alcanzará para todo lo que necesita. Para él, la inflación se disparó más en 2019 y 2020, pero a medida que transcurrió 2021 comenta que “no hubo tanta”.
“El dinero igual no alcanza, no nos abarca todo lo que uno necesita, lo que es comida, transporte, servicios de luz y agua. No nos alcanza para pagar todo, yo estoy en busca de trabajo y ahorita tuve una noticia fructuosa, dependiendo de eso vamos a ver cómo me va, pero como está la situación no creo que me alcance para todo lo que tengo en mente”, dice.
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