El norte de la Franja de Gaza, donde Israel mantiene una dura ofensiva que ha dejado alrededor de mil muertos, superó este lunes tres semanas de lo que el comisario general de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, describió como un «infierno».
«Norte de Gaza: el infierno no tiene fin», escribió Lazzarini en su cuenta de X a los pocos días de que las fuerzas israelíes emitieran nuevas órdenes de evacuación y comenzaran su asedio, que hoy cumple 23 días.
Hoy los servicios de ambulancias de la Defensa Civil están desactivados, y prácticamente todo el personal del hospital Kamal Adwan de Beit Lahia, uno de los tres únicos que permanecían activos en la zona, ha sido arrestado por los soldados israelíes, después de un asalto de dos días.
Alrededor de mil gazatíes han muerto en la ofensiva, según las últimas cifras de las autoridades sanitarias del enclave, gobernado por el grupo islamista Hamás, mientras que unas 100.000 personas siguen atrapadas en las ciudades de Yabalia, Beit Lahia y Beit Hanun.
Israel, por su parte, dice haber matado a más de 200 combatientes, arrestado a unas 600 personas y supervisado la evacuación de más de 45.000 civiles palestinos.
Sin ayuda en el norte
«Lo que estamos viendo en Gaza parecen las profundidades del infierno», indicó el director regional para Oriente Medio de Save the Children, Jeremy Stoner.
«En el norte, una población que ya está pasando hambre lleva dos semanas sin acceso a comida mientras trata de esquivar bombas y balas en una ‘zona de aniquilación’ que no pueden abandonar», añadió.
El 6 de octubre Israel lanzó una nueva ofensiva terrestre contra el norte de la Franja, donde asegura que los milicianos de Hamás se estaban reagrupando, y desde entonces ha solicitado la evacuación de miles de civiles al sur del enclave.
Según altos funcionarios de Defensa, preguntados por el diario israelí Haaretz, Israel está priorizando el desplazamiento de personas del norte de Gaza para establecer asentamientos, en lugar de presionar para alcanzar un acuerdo que libere a los 97 rehenes del 7 de octubre que siguen en el enclave.
De manera extraoficial los comandantes sobre el terreno estarían implementando el denominado ‘plan de los generales’, propuesto hace meses por el mayor general retirado Giora Eiland, que aboga por forzar la evacuación de la población del norte de Gaza, incluso mediante la hambruna, y tratar como milicianos a quienes se queden.
Una fuente humanitaria confirmó a EFE que, desde hace semanas, solo se permite al Programa Mundial de Alimentos (PMA) y a algunos gobiernos utilizar los cruces hacia el norte de Gaza, mientras que el resto de organismos humanitarios no pueden introducir ayuda en la zona.
«Toda la población del norte de Gaza está en riego de morir. Tal desprecio por la humanidad básica y las leyes de la guerra debe acabar», sentenció hace dos días Joyce Msuya, subsecretaria general en funciones para asuntos humanitarios y coordinadora de la ayuda de emergencia de la ONU.
El Kamal Adwan, símbolo del asedio
El hospital Kamal Adwan, el único que quedaba parcialmente operativo en el norte hasta este fin de semana, se ha convertido en el mayor símbolo del asedio al norte de Gaza.
Este lunes, el Ministerio de Sanidad gazatí pidió a cualquier persona «que tenga habilidades quirúrgicas» que se una al equipo del hospital, donde un asalto israelí acabó el sábado con la mayoría del personal sanitario detenido.
«Después de que la ocupación arrestara y deportara a todo el personal médico en el hospital Kamal Adwan, en el norte de la Franja de Gaza, solo queda un pediatra, de entre todas las especialidades», indicó hoy el ministerio en un comunicado.
Al menos 44 trabajadores sanitarios y varios pacientes fueron detenidos por las fuerzas israelíes tras el asedio lanzado el viernes contra el hospital Kamal Adwan, señaló la directora regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Oriente Medio, Hanan Balkhy, tras el final de la operación.
En el hospital quedan todavía cientos de pacientes, heridos y desplazados.
Israel, por su parte, asegura que ha arrestado a unos cien milicianos palestinos en su asalto al Kamal Adwan, y que coordinó la activación de un generador adicional para suministrar electricidad y oxígeno a los pacientes.
Durante el asalto, el Ministerio de Sanidad gazatí denunció que dos niños habían muerto en la unidad de cuidados intensivos después de que los generadores del hospital se parasen y la estación de oxígeno fuera atacada.
Entre las víctimas del asalto se encuentra, además, el hijo del director del centro, Husam abu Safia.
«Lo hemos perdido todo en este hospital, incluidos nuestros hijos. Todo lo que hemos construido, lo han incendiado», declaró anoche Abu Safia en una entrevista con el canal catarí Al Jazeera, tratando de contener las lágrimas.
«Están matando a nuestros hijos. Enterré a mi hijo junto al muro del hospital», lamentó.EFE