Un panel de más de 130 piezas conforman el que sin duda es el vitral más grande e impresionante de los Altos Mirandinos. Fue diseñado e instalado por Yenny Monges y su esposo Alexander Hernández, reconocidos vitralistas venezolanos quienes dedicaron los últimos seis años a construir esta obra que estará abierta al público con la Consagración del Santuario de Nuestra Señora de Fátima en Carrizal.
«Al enterarnos que fuimos elegidos y bendecidos con el proyecto para realizar la obra, hicimos una promesa a la Virgen de que nos dedicaríamos con todo nuestro esfuerzo, nuestro conocimiento y experiencia para realizar una obra majestuosa de relevancia y duración milenaria», recuerda Monges mientras muestra el vitral principal.
Conformado por 130 piezas y con un tamaño que supera los 120 metros, el impactante vitral, ubicado sobre el altar principal del santuario, recrea la escena en la que los tres pastorcitos Lucía dos Santos, y los hermanos Jacinta y Francisco Marto, se arrodillan ante la aparición de la Virgen de Fátima.
«Nada se simplificó, todo lo contrario, en la obra se puede observar un panel de más de un centenar de piezas que enmarcan la imagen de Fátima, una estatua de 5 metros de altura traída desde Ecuador», explica la artista. «Las grandes obras toman tiempo. Lo bueno es de Dios y es su tiempo perfecto».
Asegura que ver el Santuario listo es una meta alcanzada, «es un sueño de todo artista tener la oportunidad de trascender, de inmortalizarse a través de una obra, más en este caso que se trata de una obra milenaria».
Asegura que desde el punto de vista espiritual su obra, en la que trabajaron más de 15 vitralistas por media década, va a contribuir a aumentar la fe de las personas, porque permite evangelizar. «En la antigüedad se decía que los vitrales eran la biblia del pueblo, esa frase sigue en vigencia y mi esposo y yo nos esmeramos en ir más allá, de manejar la técnica».
«Ya lo hemos comprobado, nos hemos sentado solamente a observar la reacción de las personas y he visto diferentes sentimientos que se expresan; derraman lágrimas, aclaman, dan gracias, ahi decimos: lo logramos».
La conclusión de esta obra coincide con el año internacional del vidrio, declarado por las Naciones Unidas y en este sentido Monges y su esposo han recibido muchos elogios de personas que hacen seguimiento de las maravillas del vidrio.
Daniel Murolo