Luego de las impugnadas elecciones presidenciales y la proclamación de Nicolás Maduro como ganador, los obispos venezolanos reiteraron su llamado al respeto de la dignidad ciudadana.
Desde su postura de acompañamiento espiritual al pueblo, los prelados manifestaron solidaridad con el sentimiento popular y compartieron una reflexión sobre lo acontecido, exigiendo atender la voluntad expresada en las urnas.
Mientras tanto, miles de personas salieron a las calles de todo el país para protestar los resultados, afirmando que el verdadero victorioso fue el candidato opositor Edmundo González.
De esta forma, la iglesia venezolana continuó alzando su voz ante lo que califica como un proceso electoral fraudulento, instando a respetar la decisión mayoritaria de los electorales según lo constatado por observadores.