La venezolana Olvany Gaspari, considerada como una de «muñecas del petróleo», tras el escándalo de corrupción y prostitución de altos jerarcas chavistas en Venezuela anunció su entrega a las autoridades venezolanas.
«Hoy 31 de marzo, estoy aquí dando la cara ya que se me están presentando unas acusaciones en las cuales no tengo nada que ver. Hoy estoy aquí en las autoridades presentándome para que se hagan todas las investigaciones que se tengan que hacer para poder tener mi derecho a la defensa», refirió Gaspari en un video divulgado a través de redes sociales.
«Ustedes dirán porque se pierde, porque cierra Instagram, porque no es fácil que te estén acusando de unos delitos que no tienes nada que ver. Mamá, papá fuertes como una roca, porque tengo fe de que ésta vamos a salir», agregó.
De igual forma, la acusada envió un mensaje a Nicolás Maduro y Tarek William Saab.
«Presidente de la República le pido que investigen. Fiscal General, a usted también, le pido que investiguen porque no tengo absolutamente nada que ver. Tengo fe en Dios y confío plenamente en la justicia venezolana», concluyó.
El reciente escándalo de corrupción en la empresa estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), dejó al desnudo los manejos sórdidos y la mala reputación de 10 funcionarios públicos y 11 empresarios.
Pero, además, desenmascaró una red que el fiscal de la república, Tarek William Saab llamó “las muñecas de la mafia venezolana”. Un grupo de “damas” que se encargó de legitimar capitales y lavar el dinero obtenido de la malversación.
Según el propio Saab, se trata de cuatro mujeres y en estos momentos son las más buscadas por la justicia venezolana: Olvany Gáspari Bracho, Railín Elizabeth Yépez (alias Ely Jeims), Ximena Cagide Parada yXimena Cagide Parada y Yuravic Ravelo.
Estas mujeres, no solo se encargaron de derrochar el dinero en retoques estéticos, cirugías plásticas, viajes, lujos, ropa y joyas. También se hicieron dueñas propiedades y empresas, actuando como testaferros de los corruptos.
Además, el fiscal venezolano destacó que se trata de “vagas, sin estudios ni oficios”, quienes no pueden justificar legalmente la procedencia de las fortunas que derrochaban y cuyo registro quedó en redes sociales.