Estamos ante una crisis de credibilidad. Los ciudadanos mayoritariamente no creen en los políticos. Aunque en más de diez años de ejercicio de la política, en los cuales también he ocupado cargos de dirección en la gestión pública, he coincidido con personas probas, decentes, genuinos servidores que aspiran el poder para construir una mejor nación, también he visto la incapacidad de ponerse de acuerdo sumada al bandidaje, al eterno complot para desmeritar al otro y el comportamiento antiético en general como conductas en igual medida cometidas por jóvenes y viejos, pero ¿Qué diferencia hay de otras profesiones o prácticamente en cualquier ámbito de la vida? Siempre hay buenos y malos, lo importante es saber escoger en qué bando estás.
Para que los sectores democráticos del país recuperen la credibilidad pérdida deben tomarse decisiones que conduzcan a un sentimiento nacional de unidad y, para ello, la conducta debe dirigirse al respeto, al espíritu del acuerdo por encima de la diferencia y, por supuesto, a la honradez como virtud fundamental para que la gente deposite su confianza en una alternativa de cambio.
Algunos hemos tenido la oportunidad de luchar en la calle, estudiar bastante, prepararnos para gobernar y hacerlo, mientras dirigimos a nuestros equipos y consolidamos nuestro liderazgo con la gente. Eso nos permite tener una visión amplia de la política, de lo bueno y de lo malo, suficiente para entender que únicamente cuando la gente crea e internalice el tema de la unidad como un sentir nacional en torno a una propuesta de futuro, ese será el día que la victoria nos va a sorprender.
Los invito a elegir en qué bando están en cual sea el oficio al que se dediquen. Yo elegí el de los buenos, el del futuro, el que finalmente ganará.
Carlos Arencibia