Orlando Viera-Blanco: El retorno a la democracia (III). Portugal

Redaccion El Tequeno

La transición portuguesa significó un retorno a la democracia duro pero ejemplar. Un esfuerzo de recomposición política cívico-militar, único y trascendente. ¡Grande Portugal!

La transición política portuguesa es uno de los procesos políticos, sociales, militares y civiles más interesantes y complejos de las transiciones de la III Ola [Dixit Huntington]. Europa despertó en los años 70 de un autoritarismo cerrado a la democracia.

Múltiples gobiernos provisionales, fugaces, espasmódicos, débiles, hacían del tránsito del Estado Novo a la democracia, una ruta elevada de “purgas salvajes” contra la antigua coalición autoritaria. Portugal vivió una década de inédita agitación política [1974-1983], donde el liderazgo de hombres de carácter y visión [Spínola, Eanes, Soares], fue “el laxante purificador” del pasado, un justo medio accidentado pero apasionante.

Del Estado Novo a la Revolución de los Claveles

La I República portuguesa sólo duró 16 años [1910-1926]. El Golpe de Estado del 28/5/1926 marcó el comienzo de la Dictadura Nacional, período conocido como Estado Nuevo. En 1932 António de Oliveira Salazar tras servir como ministro de finanzas, se convirtió en primer ministro. Bajo Salazar (1932-1968), Portugal se convirtió en un Estado corporativo. En 1968 un accidente doméstico obligó a Salazar entregar el poder y asume el profesor Marcelo Caetano.

Un evento clave hacia la revolución, fue la publicación del libro del General Antonio de Spínola, Portugal y el futuro [1973], que criticaba la conducción de la guerra colonial en África y ofrecía un programa para la recuperación de Portugal. El trabajo del General envió ondas de choque al establishment político en Lisboa…y el 25/04/1974, un grupo de jóvenes oficiales [capitanes] de la organización clandestina, Movimiento Fuerzas Armadas (MFA), derrocó al régimen de Caetano. Spínola surge como jefe del nuevo gobierno

Uno de los hitos de aquellas concentraciones fue la marcha de las flores en Lisboa, caracterizada por una multitud pertrechada de claveles, la flor de temporada […] Una camarera, Celeste Caeiro, que regresaba a casa cargada de las flores, no pudo dar el cigarrillo que un soldado le pedía desde un tanque en la plaza del Rossio, donde los tanques sublevados aguardaban nuevas órdenes en una tensa espera desde la madrugada. Como la joven sólo llevaba claveles, le dio uno. El soldado lo puso en su cañón y los compañeros repitieron el gesto colocándolos en sus fusiles, símbolo que no deseaban disparar: Nace la revolución de los claveles.

El golpe militar portugués [25/4/74] fue el comienzo de la primera transición democrática en el sur de Europa [la III ola]. El golpe condujo a una fuerte crisis del Estado, agravada por la descolonización del imperio europeo en África. Líderes sindicales y campesinos radicales surgieron de la clandestinidad. Mário Soares del Partido Socialista (PS) y Álvaro Cunhal, jefe del Partido Comunista Portugués (PCP) regresaron a Portugal del exilio como héroes.

Spínola se convirtió en el primer presidente provisional del nuevo régimen en mayo de 1974, y eligió el primero de los 6 gobiernos provisionales que iban a gobernar el país hasta dos años más tarde, cuando se formó el primer gobierno constitucional [1976]…Dirigido por un primer ministro moderado, el civil Adelino da Palma Carlos, hizo gobierno con en el Partido Popular Democrático (PPD), el PS, el PCP, 5 independientes y un militar…Pero el MFA emergió como el grupo individual más poderoso de Portugal.

Miembros del MFA formaron el Comando Operacional del Continente (COPCON), compuesto por 5000 tropas de élite comandadas por el mayor (luego general de brigada) Otelo Saraiva de Carvalho (pila Otelo) quien había dirigido el golpe del 25/04/74. Era una transición vigilada, no pactada, de ruptura declarada… Al año siguiente [1975] la política portuguesa avanzó hacia la izquierda. Un intento de golpe de Spínola a principios de marzo de 1975 fracasó, y él huyó del país. Portugal no buscaba democracia. Primero era sustituir el “estado Novo” por un Estado socialista…

Verano Caliente [1975] y la nueva constitución

Llegó el “verano caliente” [1975]. La revolución se hizo sentir en el campo. Trabajadores agrícolas sin tierra en el sur tomaron las grandes explotaciones en las que trabajaban, El MFA se divide. El grupo de moderados o Grupo de los nueve, publicó un manifiesto en agosto que abogó por el socialismo no-alineado de corte escandinavo. Crece la conflictividad con grupos de izquierda radical. Cae el quinto gobierno provisional y emerge el sexto…

Las elecciones de la Asamblea Constituyente [25/4/75] legitiman el apoyo popular a los partidos que pudieron asumir la transición. Un intento de golpe por militares radicales de izquierda [el 25/11/1975] fue reducido. Emerge un personaje de carácter, estadista, El Coronel António dos Santos Ramalho Eanes[…] quien envía comandos leales para capturar la ciudad de Lisboa.

Se proclamó la nueva Constitución el 2/4/1976, allanando el camino para el fin de los gobiernos provisionales. La Constitución [socialista] no revierte las nacionalizaciones y confiscaciones de tierras. Se agudiza la purga salvaje… La Caza de la PIDE-DGS [Policía de Inteligencia] y la toma de empresas en los sectores bancario y asegurador de la otrora dictadura corporativista. A pesar de este estallido de violencia, el clima de reconciliación política predominó durante los últimos años de la década de los 70.

Huntington, rupturas y nuevas coaliciones

Samuel P. Huntington dice “que en las transiciones con reforma «ruptura pactada», donde la élite autoritaria constituye un actor poderoso de transición, las posibilidades de introducción de medidas de represalia resultan limitadas[Caso España con Fernández Miranda/Chile con Pinochet]. El caso español constituye un ejemplo de una decisión consensuada de ignorar el pasado. En los «regímenes post-totalitarios» para usar el concepto de Juan J. Linz, la presión criminalizadora estuvo presente desde los primeros instantes. Fue el caso a la caída del Estado Novo Salazarista/1974.

Portugal es la primera de la llamada «tercera ola» de transiciones democráticas.La I ola [1828-1926 fue el avance liberalizador de las revoluciones francesa y norteamericana. La II ola: 1945-1960, que nace con el fin de la II Guerra Mundial con mucha fuerza gracias a la descolonización, periodo breve por la proliferación de las dictaduras en América Latina, Asia y África [principios de los años 60]. Y La III ola [1974] con la revolución de los claveles que continúa en Grecia y después en España.

Portugal fue un ejemplo de «democracia después de la guerra» [Nancy Bermeo] en la cual los militares desempeñaron un papel decisivo en la caída de la dictadura. Como destacaron Linz y Stepan, “la vía de conflicto extremo de la transición portuguesa no era una transición consciente hacia la democracia”, sino hacia la reconstrucción de un estado civil.

Caída y mesa limpia…

Tras vencer el golpe el 25/4/75 a las 16:00 horas [ultimátum para la rendición del gobierno], Marcelo Caetano [delfín de Salazar], pidió al Capitán Salgueiro Maia, rendirse ante un oficial de alta graduación. Salgueiro accedió. Se da aviso al general António de Spínola…y Caetano fue sacado con sus ministros en un transporte de tropas Bravia Chaimite a las 19.00 horas en medio de la multitud en las calles. Horas después Caetano y sus ministros partieron al exilio en Brasil.

Distintos autores han adjetivado el tipo de régimen [Franquista -y Salazarista] como «políticamente cerrado» (Valenzuela), «estatal corporativista» (Schmitter), «civil autoritario» (Linz) o «excluyente y represivo» (O’Donnell), características a las que Gunther añade un sesgo contra la clase trabajadora… Ello explica por qué las élites moderadas no fueron capaces de dirigir, «desde arriba», la transición democrática en Portugal.

Sin los sectores sociales medios y bajos, exigidos por una vigilancia militar, la transición portuguesa hacia la democracia hubiese terminado en una dictadura proletaria de izquierda radical… La transición hacia la democracia portuguesa enaltece el liderazgo de militares y civiles que moderaron la revolución de los claveles. Movimientos sociales que forzaron un nuevo orden constitucional. Un voluntarismo republicano de contrapesos de derecha e izquierda, que determinaron el camino a la paz, la justicia transicional, la redención y el alivio de la purga salvaje. Nace el Estado democrático integral de derecho, que hoy celebran los lusos.

Después de casi 40 años de dictadura corporativa, se superó una ruta espinosa entre militares radicales-a ratos ganados a la izquierda, la derecha e incluso moderados-más movimientos sociales, gremiales, sindicales, juveniles y partidos conservadores, de centro, socialistas o comunistas, cuya “convivencia” generó un quiebre continuo de gobernanza. Antes de alcanzar la democracia lo primero fue reconstruir el Estado. Luce será el reto venezolano.

La transición portuguesa significó un retorno a la democracia duro pero ejemplar. Un esfuerzo de recomposición política cívico-militar, único y trascendente. ¡Grande Portugal!

@ovierablanco

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