Pedir alimentos o dinero prestado para poder comer, se ha convertido en una de las prácticas de sobrevivencia implementadas por la mayoría de los habitantes del estado Táchira.
«Le debo a mi vecina un kilo de caraotas y arroz», narra Mayra Gutierrez, vecina de una zona popular de San Cristobal. Ella, al igual que muchos otros tachirenses, aplican el intercambio para poder alimentarse.
Narra que con el salario que tiene como docente jubilada, son pocos los productos que puede adquirir para alimentar a su familia, compuesta por cuatro personas.
«Mis dos hijos de 6 y 8 años tienen meses sin tomar leche, es que no hay forma de comprar un kilo, aquí todo es en pesos y yo gano en bolívares», agrega la mujer.
Según el más reciente estudio realizado por el Observatorio Venezolano de Seguridad Alimentaria y Nutrición (OVSAN) el 59 % de los tachirenses admite que pide alimentos o dinero prestado para poder comprar.
Es el caso de Agustino Gómez, vecino de la capital tachirense, quien debe prácticamente todo su sueldo el productos. «Trabajo en una panadería, prácticamente no cobro nada, porque cuando llega la quincena ya lo debo».
OVSAN además advierte que el 89% de los hogares refiere que el dinero no les alcanzó para comprar los alimentos que necesitaban en las últimas semanas.
«No hay otra alternativa que pedir prestado o intercambiar, así de mal estamos», puntualizó el hombre.
