El Papa Francisco dijo este domingo que el Vaticano está participando en una misión de paz para tratar de poner fin al conflicto entre Rusia y Ucrania, declinando dar más detalles.
“Estoy dispuesto a hacer todo lo que haya que hacer. Hay una misión en curso, pero aún no se ha hecho pública. Cuando sea pública, la revelaré”, dijo el pontífice a los periodistas durante un vuelo de regreso a casa tras una visita de tres días a Hungría.
“Creo que la paz se hace siempre abriendo canales. Nunca se consigue la paz cerrándose en banda (…) Esto no es fácil”, señaló.
Así, ha mostrado su convencimiento en que “la paz siempre se logra abriendo canales”. “La paz no puede lograrse con un cierre. Invito a todo el mundo a abrir relaciones, canales de amistad”, ha señalado el Papa, que ha reconocido que “no es fácil”. “Las mismas cosas que he dicho en general se las he trasladado a Orbán y en todos sitios”, explicó.
Francisco añadió que habló de la situación en Ucrania con el primer ministro húngaro, Viktor Orban, y con el metropolitano Hilarión, representante de la Iglesia ortodoxa rusa en Budapest.
“En las reuniones ciertamente no hablamos de Caperucita Roja”, ironizó el pontífice argentino al ser interrogado sobre las conversaciones que mantuvo con el primer ministro húngaro Viktor Orbán y el metropolitano del Patriarcado Ruso, Hilarión. “Todo el mundo está interesado en el camino hacia la paz”, añadió.
Por otra parte, mostró su disposición a ayudar en los esfuerzos para el retorno a Ucrania de los niños trasladados por Rusia a su territorio en el marco de la invasión. “La Santa Sede está dispuesta a hacerlo porque es justo, es una cosa justa y hay que ayudar, para que esto no sea un ‘casus belli’, sino un caso humano”, argumentó.
“Es un problema de humanidad antes que un problema de un botín de guerra o de una transferencia de guerra. Todos los gestos humanos ayudan, pero los gestos de crueldad no ayudan. Debemos hacer todo lo humanamente posible”, ha reseñado el Papa Francisco.
El Tribunal Penal Internacional (TPI) emitió el 17 de marzo una orden de arresto contra Putin y la comisaria presidencial de los derechos de la Infancia de la Federación de Rusia, Maria Alekseievna Lvova-Belova bajo la presunción de crímenes de guerra por la deportación forzada de niños ucranianos desde zonas capturadas durante la guerra de Ucrania a territorio ruso.