El papa Francisco pidió «acallar las armas» en Ucrania, país golpeado por una «guerra insensata», durante su tradicional mensaje de Navidad, y recordó de nuevo otras regiones donde los conflictos hacen estragos.
«Que nuestra mirada se llene de los rostros de los hermanos y hermanas ucranianos, que viven esta Navidad en la oscuridad, a la intemperie o lejos de sus hogares, a causa de la destrucción ocasionada por diez meses de guerra», declaró el papa argentino en su mensaje de Navidad en la plaza de San Pedro.
«Que el Señor nos disponga a realizar gestos concretos de solidaridad para ayudar a quienes están sufriendo, e ilumine las mentes de quienes tienen el poder de acallar las armas y poner fin inmediatamente a esta guerra insensata», señaló Francisco, ante 70.000 fieles congregados en la famosa plaza del Vaticano, algunos con banderas ucranianas.
«Lamentablemente, se prefiere escuchar otras razones, dictadas por las lógicas del mundo», apostilló el sumo pontífice, constatando «con dolor que […] crudos vientos de guerra continúan soplando sobre la humanidad».
El papa Francisco, de 86 años, ha hecho un incansable llamamiento a la paz desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero.Yemen, Sahel y Haití
Antes de pronunciar la bendición del «Urbi et Orbi», el papa pasó revista a los conflictos que sacuden el mundo, algo que suele hacer, citando diez países afectados por la violencia o las tensiones, que describió como «escenarios de esta tercera guerra mundial».
Entre ellos, Afganistán, el conflicto israelo-palestino, Yemen, Siria, Birmania, Líbano –azotado por una grave crisis económica y social–, y Haití, donde más de 1.400 personas murieron violentamente este año, según la ONU.
Por primera vez, el papa citó Irán, sacudido por una ola de protestas sin precedentes desde la Revolución Islámica de 1979, que han derivado en más de 14.000 detenciones desde mediados de septiembre, según la ONU, y 469 manifestantes muertos, según la oenegé Iran Human Rights, radicada en Oslo.
El papa Francisco también llamó a no usar la comida «como arma», en alusión a los conflictos que asolan sobre todo el cuerno de África.
«Toda guerra –lo sabemos– provoca hambre y usa la comida misma como arma, impidiendo su distribución a los pueblos que ya están sufriendo. En este día, aprendiendo del Príncipe de la paz, comprometámonos todos –en primer lugar, los que tienen responsabilidades políticas–, para que la comida no sea más que un instrumento de paz», sostuvo.
«Conexión»
Unas 7.000 personas asistieron el sábado por la noche a la misa de Nochebuena presidida por el papa en la basílica de San Pedro, según el Vaticano.
El papa, que se desplaza en silla de ruedas debido a sus dolores de rodilla, rezó por los «niños devorados por las guerras, la pobreza y la injusticia» y lamentó que «los hombres (…) hambrientos de poder y de dinero, devoran de igual modo a sus vecinos, a sus hermanos».
Ante este «consumismo», el pontífice invitó a tomar «distancia de aquel escenario mundano» y redescubrir el sentido de la Navidad, a través de una Iglesia caritativa al servicio de los pobres.
«Es muy inspirador estar aquí con toda esta gente, estamos felices y emocionados de ver al papa, aunque estemos fuera, y de sentir esta conexión entre nosotros», dijo a la AFP Victoria Machado, de 19 años, que vino de México con su familia.
Como ella, unas 4.000 personas que no consiguieron boletos siguieron la celebración a través de pantallas gigantes instaladas en el exterior.