La artillería ucraniana apunta a los soldados rusos localizando sus señales telefónicas. A pesar de los mortíferos resultados, las tropas invasoras siguen desafiando la prohibición de utilizar teléfonos móviles cerca del frente
Al principio de su invasión de Ucrania, algunos combatientes rusos que se acercaban a la capital, Kiev, hicieron llamadas con teléfonos móviles y subieron videos a TikTok, delatando su ubicación a los espías ucranianos.
Los ucranianos utilizaron las señales de los móviles para lanzar misiles contra ellos, con un efecto devastador, según el jefe de la inteligencia militar ucraniana.
Ahora, casi un año después y a pesar de la prohibición de los celulares personales, los soldados rusos de la zona de guerra siguen utilizándolos para llamar a sus esposas, novias, padres y a otros compañeros de batalla, y siguen exponiéndose a los ataques ucranianos. Tras un ataque que mató a decenas —quizá cientos— de soldados rusos esta semana, uno de los más mortíferos desde que comenzó la invasión, los militares rusos reconocieron el problema y lo usaron para explicar las cuantiosas pérdidas.
“Ya está claro que la principal razón de lo ocurrido fue el uso masivo, en contra de la prohibición, de teléfonos móviles personales en el radio de alcance de las armas enemigas”, afirmó el Ministerio de Defensa ruso mediante un comunicado. Los datos de los celulares permitieron a Ucrania, explicó, “determinar las coordenadas de la ubicación de miembros del servicio militar para infligir un ataque con cohetes”.
Tanto un funcionario ucraniano como un grupo de blogueros rusos partidarios de la guerra afirman que otros factores contribuyeron al ataque y que el ministerio estaba tratando de desviar la culpa de los líderes militares para atribuírsela a los soldados. Los mandos rusos habían alojado a un gran número de soldados juntos en lugar de dispersarlos, los habían apostado cerca de las municiones que detonaron en el ataque y no disimularon suficientemente sus movimientos, aseguraron.
Pero el uso de teléfonos móviles personales ha sido una plaga en Ucrania, pero sobre todo en Rusia, durante toda la guerra, por lo que los soldados han quedado vulnerables ante un artículo tecnológico que, por mundano y omnipresente que sea en la vida cotidiana, puede suponer una amenaza existencial en la guerra moderna.
Funcionarios ucranianos afirman que fuerzas respaldadas por Rusia han utilizado datos de celulares para atacar a soldados ucranianos desde al menos 2014, cuando los separatistas pro-Kremlin comenzaron a luchar contra los soldados ucranianos en el este de Ucrania.
Los separatistas estrenaron algunas de las formas más novedosas de guerra electrónica de Moscú, según dicen los funcionarios ucranianos, y los soldados de Ucrania llegaron a creer que estaban siendo atacados porque los soldados —a menudo en grupos— utilizaban sus teléfonos móviles cerca unos de otros. Las llamadas no tardaron en ir seguidas de una descarga de artillería sobre sus posiciones.
Casi una década después, tanto Ucrania como Rusia han perfeccionado sus habilidades para utilizar las señales de radio y telefonía móvil como una herramienta eficaz de ataque. Aunque algunas unidades rusas y ucranianas siguen normas estrictas y se aseguran de que los celulares no estén cerca de las posiciones de primera línea, las publicaciones en las redes sociales desde el campo de batalla muestran que los teléfonos móviles son habituales entre los soldados de ambos bandos y que los esfuerzos por mantenerlos alejados son, en el mejor de los casos, inconsistentes.
No está claro el alcance de las pérdidas sufridas por Ucrania, pero parecen ser menos graves que las de Rusia.
Las entrevistas de The New York Times con soldados rusos y las llamadas telefónicas grabadas interceptadas por las fuerzas de seguridad ucranianas a lo largo de la guerra y obtenidas por el Times muestran que los comandantes rusos han intentado, en repetidas ocasiones, mantener los teléfonos fuera del campo de batalla.
Justo antes de la invasión, se les dijo a los soldados rusos desplegados en Bielorrusia que entregaran sus teléfonos, según declararon dos soldados en entrevistas. En las llamadas interceptadas, se oye a soldados rusos decir que los mandos les confiscaron sus celulares en febrero.
No obstante, con la misma frecuencia, los soldados encontraron formas de eludir las normas. Robaban teléfonos a ucranianos, incluso a los que habían matado, y se los pasaban para llamar a casa, según muestra un análisis de los registros de llamadas. En muchas de las llamadas interceptadas, se oye a soldados rusos quejarse de que no confiaban en sus líderes o se sentían abandonados por ellos, y decir que no les importaban las normas.
Algunos generales rusos hablaron por teléfonos y radios inseguros al principio de la guerra, según funcionarios y exfuncionarios militares estadounidenses, lo que permitió a los ucranianos localizar y matar al menos a un general y a su personal a través de una llamada interceptada.
Sin embargo, los generales cambiaron de táctica después de esos ataques, según los analistas, y los altos mandos parecen utilizar comunicaciones más seguras que los soldados ordinarios, según muestra un análisis de los registros de llamadas. Los números de teléfono de los comandantes y los de sus familiares, por ejemplo, brillan por su ausencia en los registros de llamadas que el Times obtuvo de la región de Kiev en marzo, y los funcionarios ucranianos afirman que los comandantes utilizan una red cifrada.
Los soldados ucranianos creen que los rusos buscan celulares ucranianos que se comunican con torres de telefonía móvil individuales. Una vez que cualquiera de los dos bandos establece un patrón o localiza la concentración de fuerzas en sus teléfonos por otros medios, como drones, suelen iniciar ataques de artillería.
En abril, en la aldea oriental de Husarivka, entonces a solo cinco kilómetros del frente, un grupo de civiles encontró un lugar en su pequeño enclave donde llegaba la señal de telefonía móvil. Pero poco después de que una decena de residentes se congregara allí para hacer llamadas, empezaron a llover proyectiles de artillería.
El patrón se repitió al grado de que casi todos los habitantes del pueblo mantenían sus teléfonos apagados o en modo avión, y evitaban reunirse en cualquier lugar durante demasiado tiempo.
A pesar de la persistente amenaza, los soldados de ambos bandos siguen aferrados a sus celulares. Los ucranianos suelen tener acceso al internet satelital de Starlink cerca del frente de combate, lo que significa que las llamadas no utilizan torres de telefonía móvil y suelen ser seguras.
Pero incluso sin Starlink, la necesidad de estar conectados con su hogar y su familia —sobre todo en un conflicto tan brutal, en el que incluso su tierra natal es blanco de los ataques de misiles rusos— a veces es demasiado poderosa para que los soldados ucranianos puedan resistirse.
“Lo que no nos preocupaba tanto hace 30 años es que ahora, cada vez que pulsas un botón, estás emitiendo una señal”, declaró el mes pasado el general David H. Berger, comandante del Cuerpo de Marines, en un discurso ante el grupo para la defensa y seguridad de los corresponsales, Defense Writers Group.
Dijo que los mandos eran muy conscientes de que los jóvenes militares habían crecido con celulares y que sus hábitos estaban profundamente arraigados.
“No piensan en pulsar un botón”, afirmó. “Es lo que hacen todo el día. Ahora tenemos que deshacer por completo dieciocho años de comunicación durante todo el día y decirles que eso es malo. Eso hará que te maten”.