En el Instituto Nacional de Migración de México (INM), agentes y funcionarios aprovechan cualquier oportunidad para obtener dinero de los migrantes y extorsionarlos sin importar su nacionalidad pues, de acuerdo con testimonios de extranjeros y de integrantes de ONG, les cobran para dejarlos salir de las estaciones, por artículos para servicios básicos (higiene personal) e incluso existen “tienditas” en los centros de detención para vender productos hasta el triple de su costo normal.
La corrupción se da en todos niveles, no solo en los centros de detención, sino también en los retenes, garitas de ingreso a México y aeropuertos.
Además, existen quejas y denuncias de acoso sexual contra mujeres extranjeras y por la venta de drogas al interior de los centros de detención.
Desde que Yisandra Hernández llegó a “La Pecera” en el Aeropuerto Internacional de Cancún, tuvo que pagar a los agentes del INM 15 dólares por una botella de agua. Y cuando fue llevada a la estación migratoria de Chetumal hubo cobros “como si se tratara de una tienda”.
“Cuando llegué a la ‘cárcel’ se pagaba 10 dólares por un jabón que racionábamos en ocho partes; pagué 25 dólares por cinco minutos de una llamada a mis hijos y había un costo extra por dejar pasar comida, sábanas o cobijas que les traían a otras, hasta por toallas sanitarias, pero yo nunca lo pagué”, detalló.
La mujer de 38 años, procedente de Caracas, Venezuela, llegó de forma legal con pocos ahorros a México, por lo que aprovechó cuando otro agente negoció un cobro de 2.500 dólares para liberarla. De acuerdo con el testimonio que Yisandra dio a EL UNIVERSAL, los moches para abandonar la estancia migratoria en Quintana Roo van de 2.500 a 5.000 dólares o más, con base en la condición legal de entrada al país, la nacionalidad y la edad.