¿Cómo es posible que habiendo optado por las virtudes del sentimiento sublime, envidies las ventajas de los inescrupulosos? Quien opta por la virtud renuncia a las ventajas”
Friedrich Nietzsche.
“Toda verdad es simple: ¿No será esto una doble mentira?”
Friedrich Nietzsche.
Abordar la realidad de Venezuela comporta un esfuerzo importante desde el punto de vista de la lógica racional, nuestro país es un anatema, una entelequia con fronteras, es la concentración de toda suerte de malas prácticas en todos los ámbitos de los sentidos. Esta concentración de malas praxis se hace ostensible justamente cuando advertimos que el descalabro de la otrora nación petrolera paradigma del mundo en desarrollo, cayó de hinojos de la mano del anacronismo de la izquierda y del abordaje que esta izquierda troglodita, trocada en gansterilidad, logró efectuar sobre los paradigmas escindidos de patrones éticos y estéticos de la generación que decidió lanzarse por el precipicio de la irascibilidad, así como a la revancha que representaba el chavismo sobre todo el orden de lo institucionalmente establecido.
La puesta en escena de este teatro artaudiano de la crueldad, comenzó aquel 4 de febrero de 1992, una sociedad sin pulso democrático se decantaba por aquellos facinerosos que intentaban asaltar el poder por la fuerza, aquello que no pudieron tomar por la violencia lo tomaron por la vía de la mentira, del engaño y del clientelismo abyecto, para luego degenerar en una metamorfosis de fealdades, que los semejaba en virulencia y tosquedad a lobos feroces, audaces y desde cuyas fauces las lenguas ululantes tejerían una urdiembre de falacias para atar un nudo que ni el propio Gordias podría diseñar, así pues atados, imposibilitados, amordazados y muchos de manera cómplice directa o por omisión decidimos desplomarnos por el precipicio que suponía el odio, la ira y la premeditada vocación totalitaria de quienes hoy nos secuestran, bajo formas propias de la gansterilidad.
Veintitrés años largos oscuros y pesados nos han vaciado de institucionalidad, de prosperidad económica y se han entronizado la pobreza material, de la lengua y del espíritu, en las calles de Venezuela concurren a una suerte de banquete preparado por Platón, los comensales Aporia la dificultad, Ptokenia la mendicidad y Amecania el desamparo; todos de manera febril, temblorosa y errática se aproximan a trozos de desechos hurgados en la basura para saciar al hambre, la acompañante y ministra oculta y eficiente de este horror del chavomadurismo; vapuleados, confundidos, engañados y estafados estamos los de en medio, los ex ciudadanos, los sobrevivientes. 28 millones en esta balsa del naufragio del “Medusa” más aquellos que se escaparon del horror y sufren el extrañamiento, la orfandad, el repudio y la xenofobia de nuestros vecinos.
En verdad somos un país que produce pena, no desde la vergüenza sino que nos genera lástima y conmiseración esta hegemonía de resentidos en el poder, de tarados por el odio que no tienen saciedad en su sed de venganza, por el contrario lucen aun ávidos por seguir causando daños y lesiones, nos han hecho todo a todos, no existe ningún venezolano que no exhiba el rigor de estos años. Tampoco los perpetradores están indemnes, pues la crueldad que manifiestan no tiene nombre, pero su destino si lo tiene y ellos lo saben, por eso se asen al poder con uñas y dientes cual bestias, por eso sus feroces embates, su singular desprecio contra cualquier entorno en el cual se pueda gestar algún contradiscurso distinto al de la verdad única, la verdad oficial y la falsa e infecta normalidad la cual les insufla estabilidad y que tantos blatodeos trocados por metamorfosis kafkianas están dispuestos a ofrendarle a esta tiranía, cada vez que se argumenta que en Venezuela las cosas están mejorando se hace una exploración hacia un contorno kafkiano que los hace más bichos cuando simulan ser personas.
Así somos, una pobre Venezuela, el reflejo de lo que fue un efluvio de alguna concreción que aún puede existir en los paradigmas libres de quienes intentamos aún alertar, quizás por tozudez o por lealtad con los marcos de la Bildung, que se resiste a tanta indignidad y horror. Pobre Venezuela expresa la tristeza de toda una sociedad, la angustia como acto colectivo y grupal, como jaculatoria compartida y acción de común reconocimiento, asumirlo y aceptarlo constituye un latigazo en el espíritu ciudadano de un país expoliado, expropiado, exiliado y secuestrado. Es mentira afirmar que en Venezuela lo único libre es el miedo, es el miedo el opuesto a la libertad, el temor esclaviza, sobaja y reduce la condición humana, somos millones los que aún resistimos como un ejercicio de esperanza activa o de rebeldía inteligente frente a este monstruo de la imposibilidad que constituye el chavomadurismo, una suerte de estrecho con Escila y Caribdis en el desarrollo histórico de nuestro país; no puede haber júbilo, no hay eudaimonía viable en medio de este cataclismo bautizado como revolución del siglo XXI.
Ahora somos una pobre Venezuela, destruida empobrecida, saqueada, invadida y expoliada, absolutamente vaciada en sus formas republicanas físicas y con los groseros y arteros ataques hacia el alma de su República, no se conforman con quebrantar y soliviantar el cuerpo físico de la republica sino que van a por su alma, agreden, destruyen y someten a la indignidad al Alma Mater.
Así ya sin alma será más fácil la conquista del poder total, el sometimiento al lenguaje robotizado, envilecido y torvo del lobo, logos que empobrecen el alma y el civismo, pobres de nosotros, pobre nuestro pobre país, ahora en esta conjunción de la lógica, que se traduce en : “Pobre Venezuela y la Venezuela pobre”, habiendo validado la prótasis al ser un pobre país destruido, queda entonces validar la apódosis con el operador (y) que conjunta ambas pobrezas, validando la apódosis se puede sustentar que Venezuela es pobre, basándose en esa tarea encomiable llevada a cabo por la Universidad Católica Andrés Bello, institución que honra la verdad que subyace constituida en las Encuestas de Condiciones de Vida, una verdadera bofetada con guante blanco al discurso panfletario y charlatán de la tiranía.
Llegamos al techo de la pobreza, aquel discurso felón del Caudillo de la cara pintada en los estertores del siglo XX, quien denunciaba un ochenta por ciento de pobreza, y aquella falacia según la cual los sectores populares comían croquetas para perros, quedo en el absurdo bajo la hipérbole del fracaso de su modelo anacrónico. Nuestro país es más pobre que nunca, el indicador asciende a 94,5% de pobreza y 76,6% de pobreza extrema, el chavismo nos escindió de América Latina, nuestras realidades son africanas, es más, indicar que somos un estado fallido es reconocer algo que sencillamente no puede fracasar, pues el chavismo destruyó al Estado, lo hizo desaparecer fue fagocitado por esta andanada de perversidades.
Tras los datos técnicos de las Encovi, subyace una emergencia humanitaria compleja, la instrumentalización de este crimen que nos han impuesto, una diáspora de más de cinco millones de connacionales, que afecta a nuestra pirámide demográfica haciéndonos un país de niños y viejos, más del ochenta por ciento de esa diáspora huyen en pos de un trabajo con un salario, pues este régimen conducido por un obrero, es el homicida del salario como remuneración del trabajo y vinculante con el capital, la situación de la educación no puede ser más alarmante, la cobertura educativa entre 2016 y 2021 ha caído en 16,92%, eso se traduce en deserción en todos los niveles de la educación nacional, somos un país sin escuelas, sin educación, y ese factor desde luego lo agrava, la pandemia, la destrucción salarial de los docentes en todos los sectores de la educación es una realidad inocultable, literalmente están muriendo de hambre; insisto y hago énfasis, no es un recurso literario ni una metáfora, es una cruda realidad tangible y palpable, como la perversidad de esta hegemonía gansteril en el poder.
Entonces el chavismo es una estafa, una vacuidad y un anatema incapaz de explicar sus inconfesables planes, destruyó hasta los tuétanos al país, lo hizo miserable, logrando hacerlo incluso irreconocible para quienes aún quedamos en el sobreviviendo. La boca del lobo se llenaba al decir que el indicador de igualdad medido por el guarismo de Gini, se había aproximado a cero, hoy somos la sociedad más desigual del hemisferio, desigualdad que se enquista en el adefesio de la destrucción de la moneda, no solo de sus cualidades sino de su naturaleza como institución social, en Venezuela se vive un proceso de desbolivarización y un desquiciante manejo monetario que se intenta hacer inocuo, pero que en esencia es imposible de conseguir.
Somos un país pobre, de ciudadanos pobres, sin contexto en el hemisferio y con realidades propias de Somalia, Eritrea, Malí, Sudán, Yemen y la RDC, el chavismo nos llevó al África subsahariana y a sus realidades, nos desplazó del extremo septentrional de América del Sur, para presentarnos a hostilidades propias a las de una sociedad en conflicto, en Venezuela existe una guerra de facto, pero no es económica, es un estado de beligerancia y alarma bélica en contra de la razón, la libertad y la progresividad, resolviendo pues el enunciado de esta columna “Pobre Venezuela y la Venezuela pobre” podemos afirmar que ambas proposiciones son verdaderas, al operarse desde la conjunción el resultado es una tautología que demuestra el carácter connatural de la hegemonía que nos secuestra con el crimen y la inmoralidad.
El óbice del problema subyace en esa propensión de ser representados por los peores, una sociedad que se conduzca así jamás superaría el carácter agonal de la política y desde luego no puede construir la necesaria y deseable lógica arquitectónica del poder para producir bienestar, de allí insisto, el homus saucius es el mejor logro de Hugo Chávez, su legado, hecho realidad entre sus más cercanos acólitos, con quienes planificó este asalto a la dignidad y la degeneración del hombre nuevo, al homus saucius o dañado, se pudo legar a esta hegemonía quienes se mofan del dólar, decoran con luces anticipadas de fiestas decembrinas vacuas a una tragedia que subyacía ex ante a la peste, y que la peste sencillamente ha logrado agravar. Mientras se encienden artilugios navideños en Miraflores, miles de venezolanos se contagian de la peste, se ahogan bajo las ineficiencias de los servicios públicos o se desploman de hambre; el mensaje es claro y fuerte, el sultanismo de Maduro se posiciona sobre la herrumbre y la pestilencia, para estabilizar su relato indolente, homicida y cruel, se demuestra entonces la consistencia de la frase del gran Honoré Balzac: “El socialismo, que presume de juventud, es un viejo parricida. Él es quien ha matado siempre a su madre la República, y a la libertad su hermana”
“Lo que no me aniquila me hace más fuerte”
Friedrich Nietzsche.
Carlos Ñañez R.