Una nueva ley en Hungría que prohíbe «mostrar o promocionar» la homosexualidad o el cambio de género entre los menores desató protestas generalizadas y amenazas de sanciones de la Unión Europea si no se modifica.
Las siguientes son cinco cosas que se deben saber sobre la polémica ley aprobada en junio.
¿Qué dice la ley?
La ley estaba originalmente dirigida a endurecer los castigos por abusos sexuales a menores pero su versión final incluyó enmiendas que, según sus críticos, relacionan abusos con homosexualidad.
La ley prohíbe la «promoción» de la homosexualidad y el cambio de sexo para menores de 18 años de edad y dice que solo instructores autorizados por el gobierno pueden impartir educación sexual en las escuelas.
Las empresas no podrán hacer anuncios que muestren apoyo a los homosexuales si se considera que están dirigido a menores, según la ley.
Educadores y empresas editoriales han dicho que les preocupa que libros de literatura clásica sean retirados de los programas escolares si se considera que contravienen la ley.
Por su parte los canales de televisión temen que se les impida presentar películas durante el día si incluyen personajes gay o incluso una bandera arcoíris.
El parlamento húngaro, controlado por el partido Fidesz del primer ministro nacionalista Viktor Orbán, aprobó la ley el 15 de junio, aunque no quedó claro qué castigos se pueden aplicar por incumplirla.
«Una vergüenza»
Críticos de la iniciativa dicen que la ley es más dura que la que adoptó Rusia en 2013 contra la «propaganda gay».
Antes de una cumbre de la UE que se celebró en junio, gobernantes de 17 países del bloque firmaron una declaración conjunta que condena la discriminación basada en la orientación sexual, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen calificó la ley de «vergüenza».
La legislación «contraviene los valores de la Unión Europea», afirmó Von der Leyen, quien advirtió que Budapest debe «rectificar» o enfrentar las consecuencias.
Denegaciones de Orbán
Orbán acusó a los líderes de la UE de comportarse como «colonialistas» que pretenden «dictar» a otros países, y niega que la ley sea homófoba, al tiempo que calificó las críticas de Von der Leyen de «bochornosas».
«Esta no es una ley sobre homosexualidad, sino una ley sobre cómo educar a los niños en cuestiones de sexualidad», indicó.
«Cómo los padres húngaros desean educar a sus hijos no está bajo la jurisdicción [de la UE] ni debería preocupar a ninguna otra institución europea», dijo a AFP la oficina de prensa del gobierno húngaro.
Conflicto arcoíris
La disputa también llegó al mundo del deporte el mes pasado, cuando la UEFA se negó a permitir que el estadio de Múnich fuera iluminado con los colores del arcoíris para los partidos de la Eurocopa 2020, como protesta contra la ley.
La UEFA fue criticada por grupos LGTBI por alegar que, como organización «neutral», estaba obligada a rechazar una solicitud de naturaleza política.
El ministro húngaro de Relaciones Exteriores, Peter Szijjarto, elogió la decisión de la UEFA y aseguró que es «peligro mezclar el deporte con la política».
Boicot de Coca Cola
Algunos analistas afirman que el ataque de Orbán a la comunidad LGTBI se asemeja a su agenda antimigratoria, y que busca fortalecer su base de votantes antes de las elecciones del próximo año.
La ley también está considerada como parte del proyecto de Orbán de convertir a Hungría en un bastión conservador desde que llegó al poder en 2010.
El Parlamento aprobó en diciembre una prohibición para que parejas homosexuales adopten niños, y un año antes entró en vigor una prohibición para cambiar legalmente de sexo.
Estos cambios vienen acompañados por un creciente sentimiento antigay, especialmente en la prensa controlada por el gobierno.
En 2019, una campaña publicitaria de Coca Cola con parejas homosexuales sonrientes y consignas contra la discriminación llevó a algunos miembros de Fidesz a pedir un boicot contra los productos de la empresa.