A un país en emergencia humanitaria compleja se le suman la crisis de la covid-19 y la escasez de gasolina. Atraem calcula que 7 millones de venezolanos trabajan por su cuenta, y muchos viven al día. Por lo tanto les resulta difícil, si no imposible, acatar el confinamiento
Por Contra puntoo
Los venezolanos han asumido el confinamiento en hogares en los que hay fallas en servicios como agua y de electricidad, con una economía en hiperinflación y un salario mínimo de menos de tres dólares al día. Durante la cuarentena se han reportado manifestaciones por alimentos y servicios públicos, pero esta semana se multiplicaron. A medida que la gasolina se ausenta y el tipo de cambio se dispara, aumenta el malestar colectivo en un país en el que habitualmente ocurren más de 10 protestas al día, según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.
Las advertencias de los analistas se hicieron realidad. Alfredo Padilla, director de Atraem, calcula que hay 7 millones de personas que trabajan por su cuenta. Es decir, que si no laboran un día, no comen. El confinamiento y la falta de gasolina han dejado en casa a quienes asean los hogares de otros; a los mototaxistas y peluqueras; a los vendedores ambulantes.
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