El presidente ruso, Vladimir Putin, dialogó con el jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz, sobre los ataques masivos de Rusia contra infraestructuras energéticas de Ucrania y buscó responsabilizar a Occidente por su apoyo al gobierno ucraniano.
Por Infobae
“Fue subrayado que las fuerzas armadas rusas evitaron durante mucho tiempo ataques con misiles de alta precisión contra ciertos objetivos en Ucrania, pero tales medidas se volvieron necesarias e inevitables ante los ataques provocadores de Kiev”, dijo el Kremlin en un comunicado, en un resumen de las declaraciones de Putin a Scholz tras su primera reunión desde septiembre.
Por su parte, Scholz presionó a Putin para que busque una solución diplomática para poner fin a la invasión a Ucrania, incluso retirando las tropas rusas, dijo Berlín luego de una llamada telefónica entre los dos líderes.
“El canciller instó al presidente ruso a llegar lo más rápido posible a una solución diplomática que incluya la retirada de las tropas rusas”, según el portavoz del líder alemán, Steffen Hebestreit.
Durante la llamada de una hora, Scholz “condenó en particular los ataques aéreos rusos contra la infraestructura civil en Ucrania y destacó la determinación de Alemania de apoyar a Ucrania para garantizar la capacidad de defensa contra la agresión rusa”.
Los líderes también discutieron el tema de la seguridad alimentaria mundial, que está bajo presión debido a la guerra.
También acordaron “permanecer en contacto”, dijo Hebestreit, un canal de comunicación que se ha mantenido abierto durante la guerra entre Scholz y Putin. La llamada anterior entre ellos tuvo lugar en septiembre y duró 90 minutos.
Rusia ha lanzado constantes ataques con misiles contra la golpeada red eléctrica de Ucrania, dejando a ciudades sin luz y a algunas también sin agua y transporte público, lo que empeora las adversidades del invierno para millones de personas.
El más reciente ataque aéreo a suministros eléctricos también desconectó plantas nucleares provocó apagones en la vecina Moldavia.
Varias regiones reportaron un ataque tras otro y una serie de apagones. El Ministerio de Energía de Ucrania dijo que la gran mayoría de los clientes de electricidad se se quedó sin servicio.
Los tranvías y trolebuses de Leópolis dejaron de circular, ya que la ciudad del occidente de Ucrania se quedó sin electricidad y sin agua, según el alcalde.
El mandatario ucraniano dijo ante la ONU que Ucrania presentará una resolución para condenar “cualquier forma de terrorismo energético”. En referencia al probable veto de Rusia, comentó que “no tiene sentido que esté garantizado para la parte que libra esta guerra, esta guerra criminal”.
“No podemos ser rehén de un terrorista internacional” y el consejo debe tomar medidas, dijo Zelensky.
Kiev pide ayuda antes del invierno
Ucrania presionó a los países de la OTAN a agilizar el envío de armas y ayuda para recuperar la red eléctrica, devastada por bombardeos rusos, como parte de un esfuerzo para ayudar a los ucranianos a enfrentar el invierno boreal.
Durante una reunión ministerial de la OTAN en Rumania, el ministro de relaciones exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, pidió que las entregas, especialmente para defensa antiaérea, lleguen “más rápido, más rápido, más rápido”.
Kuleba dijo que “cuando tengamos transformadores y generadores, podremos restaurar nuestro sistema (…). Cuando tengamos sistemas de defensa aérea, podremos proteger la infraestructura de la próxima oleada de misiles rusos”.
De acuerdo con el jefe de la diplomacia ucraniana, lo que el país necesita con urgencia son (misiles) “Patriot y transformadores”.
Este llamado por más ayuda se conoció poco después que el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, alertara que Rusia buscaba utilizar el invierno como un “arma de guerra” contra Ucrania.
Los miembros de la OTAN ya han enviado a Ucrania armas y equipos -médicos o de telecomunicaciones- por valor de miles de millones de dólares, pero el país pide más recursos de defensa aérea, tanques y misiles de largo alcance para hacer retroceder a las fuerzas rusas.
Sin embargo, ya es evidente la creciente preocupación por la fuerte disminución y casi agotamiento de las reservas estratégicas, especialmente de municiones, en varios países de la OTAN a raíz de los envíos a Ucrania.